jueves, 27 de octubre de 2011

¿Default?, ¿Auditoría de la deuda?... ¿Por qué?

Lorenzo Rivilla (lorenzo.rivilla@gmail.com)

1. LA ACTUAL SITUACIÓN

El ritmo del crecimiento económico que, parecía repuntaba en el último trimestre del 2.010, se ha frenado en la UE, pero también en EE UU y en los BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Si a este frenazo sumamos el miedo al default de Grecia, la búsqueda de alternativas en línea con las que se han venido poniendo en práctica, parece poco viable. Esta mezcla de fenómenos económicos pone de manifiesto el fracaso de las políticas neoliberales que se han venido adoptando desde principios de 2.008 en el mundo occidental.

La presión sin pausa que los especuladores ejercen sobre la deuda griega y sobre el resto de países “débiles” de la UE, cuya capacidad de pago está puesta en cuestión (no olvidemos la bajada de las notas de solvencia de estos días) está empezando a trasladarse a los bancos. El Deutsche Bank anunció que no podrá cumplir sus objetivos de rentabilidad para este año. Todos conocemos los avatares del banco franco-belga Dexia, etc., si a esto añadimos la más que previsible medida que tomará la UE, respecto a la tasación del valor de las deudas soberanas de los PIIGS, aún contribuirá a corroborar la afirmación de que el problema no es que se esté trasladando a los bancos, ¡ya está en los bancos!

La previsible quita (default) de Grecia o de cualquier otro país de la UE podría llevar a la quiebra a algunos de los grandes bancos europeos. Por esto, la quita, a pesar de las previsiones sobre ella, no se considera como una opción, salvo que la quita la asuman indirectamente los estados a través de los bancos (que es lo que finalmente ha sucedido en la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE del día 26/10/2011).

Hasta ahora la única medida que se ha tomado, es la “no medida”, se pretende ganar tiempo para seguir manifestando el apoyo de Europa para tomar medidas de rescate y por otro lado, se mantiene el “dogal al cuello” de Grecia y las demás naciones endeudadas, exigiéndoles más y más medidas de ajuste, para al final conseguir el verdadero objetivo: CARGAR LOS COSTES DE LA FIESTA FINANCIERA que los grandes bancos y empresas financieras viven desde la creación del euro, sobre las espaldas de los trabajadores.

Los pasos dados por el BCE, Merkel y Sarkozy y sus “compañeros de viaje”, Zapatero, Sócrates, Papandreu, etc., responder a la crisis financiera con ajustes, cuando la economía parecía repuntar, no conduce sino a una segunda recesión en la que se está pagando un elevado costo en forma de desempleo y recortes en los estados del bienestar. Pero también las economías más poderosas de la zona UE han frenado su crecimiento, lo que tiene que ver con el desajuste producido por la caída de las ventas al resto de los países de Europa. La recesión europea arrastrará a EE UU y esto traerá consecuencias para el resto del planeta. En todo caso, las medidas que se proponen desde los diferentes frentes políticos con influencia, son más de lo mismo, es decir, golpear aún más duro sobre los trabajadores y los sectores populares.

2. DEFAULTS (*)

¿Por qué tanto miedo al default? Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart hacen un recorrido histórico en una investigación apabullante de cifras e indicadores económicos en una obra monumental “Ocho siglos de crisis financieras. Historia mundial de los defaults”. Los defaults están presentes en la historia del capitalismo, desde los comienzos hasta la globalización y de los países que los han llevado a cabo, sólo decir que es más fácil mencionar a los que no lo han hecho(1). En su libro, ponen de manifiesto la correlación existente entre la libre movilidad del capital y el hecho de que se produzcan crisis bancarias.

Para algunos economistas de formación marxista(2), los defaults permiten restablecer el curso de la acumulación a lo largo de toda la historia del capitalismo. Las crisis bancarias se deben a que las fases alcistas son seguidas o acompañadas de crisis de sobreproducción, con violentas caídas de precios y valores. “Los defaults de la deuda soberana de los Estados forma parte de la desvalorización del capital que acompaña a las crisisMarx, llama a esto la “revolución de los valores”. Lo que está claro es que la única salida para restablecer la acumulación del capital pasa por el default y la reestructuración de la deuda.

En definitiva, las consecuencias para la clase obrera de estas reestructuraciones son las que derivan de cualquier crisis del capitalismo: las desvalorizaciones del capital van acompañadas del cierre de empresas, aumento del desempleo, pérdida de derechos sociales y reducción de las pensiones, en resumen el ataque en toda regla a la clase trabajadora y a los pueblos. Esta “liquidación” de deuda permite al capital regenerar las condiciones para volver a acumular. 

3. AUDITORÍA CIUDADANA DE LA DEUDA

El encuentro “Viviendo en Deudocracia: la deuda en los países del Norte, aprendiendo del Sur” que reunió durante dos días a activistas de 20 organizaciones y redes de la sociedad civil ha contado con la presencia de más de 300 personas. En este encuentro se han analizado la situación de la deuda, la crisis de la zona euro, así como las diferentes alternativas que se proponen desde la sociedad civil. De este encuentro resumimos las siguientes intervenciones:

Eric Toussaint(3) afirmaba que “la deuda en Europa es ilegítima. Su aumento se debe en buena parte a políticas fiscales regresivas y rescates del sector financiero, ambas profundamente injustas. La deuda responde al chantaje de los mercados y impone el ajuste social y la violación de derechos humanos”.

Dani Gómez-Olivé(4), analizó la situación de la deuda española, señalando la acumulación de deuda privada, y no pública, como problemática central. “Vivimos en nuestro país una dictadura financiera, que impone sobre la ciudadanía el peso de una deuda acumulada por el sector privado para financiar la especulación inmobiliaria y las exportaciones de nuestros acreedores, como Alemania” explicó Gómez-Olivé, “la respuesta es el repudio y salir a la calle para exigir nuestros derechos”.

Andy Storey(5), en la reciente auditoría ciudadana de la deuda soberana irlandesa: “Hemos descubierto que dos terceras partes de la deuda pública se debe a la nacionalización de la deuda privada, al rescate de los bancos. Sabemos que el peso de esa deuda recae sobre la ciudadanía a través de los ajustes sociales, pero no hemos conseguido revelar a quién se debe”.

Los ciudadanos deben reconocer como ilegítimas las deudas soberanas que tengan que ver directa o indirectamente con el rescate bancario. La transformación del sistema financiero y de crédito, se hace cada día más evidente, debiendo conseguir frenar la expansión de la deuda, como primer objetivo y, haciendo girar esta transformación en la recuperación de la capacidad de ejercer políticas monetarias adecuadas a las necesidades del país y como fin básico, la nacionalización de la banca lo que permitiría que el crédito respondiese al interés común.

El informe del Research for Money and Finance, titulado La Eurozona entre la Austeridad y el Impago pone de manifiesto el carácter odioso de la deuda y el crecimiento sin freno de la misma como consecuencia de la recesión 2007-2008 provocada por los bancos. Las instituciones financieras pidieron prestado a bajo interés al BCE para a su vez, prestar a los estados de la periferia europea (PIIGS) obteniendo muy altas rentabilidades, entonces los bancos no tenían preocupación alguna por la solvencia de los estados acreedores.

La legislación internacional no obliga al pago de las deudas si estas son ilegítimas. El préstamo se podría anular en el caso de que se incurriera en algunos de los casos(6) que reconoce la Convención de Viena sobre tratados entre estados y organizaciones internacionales. Recuérdese en este sentido como ejemplo, la presión ejercida por Francia y Alemania a Grecia, para que apenas redujera el presupuesto de defensa, garantizando así las exportaciones militares de ambos países. O la financiación condicionada a ajustes estructurales a las que están siendo sometidos los países periféricos. O los ataques a la soberanía que supone la imposición de medidas de efectos perjudiciales sobre la población (despidos masivos del sector público, recortes sociales, rebaja de pensiones, etc.).

Una vez que la deuda se declarase ilícita quedaría a juicio del acreedor si la reestructura (a más bajo tipo de interés o mayor plazo, o…), o simplemente no la paga. En todo caso la auditoría de la deuda, debe servir a los movimientos ciudadanos como aglutinante para aunar esfuerzos en contra de las medidas neoliberales que se están imponiendo por doquier. Sirva como ejemplo lo realizado en Ecuador, aunque como decíamos antes los defaults son algo más que común a lo largo de la historia del capitalismo:

"En 2008, ya como Presidente de Ecuador, Rafael Correa declaró que la deuda contraída por Ecuador era una deuda ilegítima, odiosa e inconstitucional que obligaba a destinar más del 50% de los recursos económicos del estado a pagar la deuda. Correa manifestó: Lo primero es la vida, después la deuda. El gobierno de Rafael Correa tuvo que enfrentarse a las amenazas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, expulsó a los enviados del FMI del Banco Central de Ecuador,  creó un Comité de Auditoría que concluyó que una gran parte de la deuda de gobiernos anteriores era ilegítima, especialmente los contratos de deuda del año 2000. El informe fue trasladado tanto al gobierno como a los ciudadanos de Ecuador.El Gobierno de Rafael Correa declaró el cese de pagos del 70% de la deuda de Ecuador en bonos. Ante el cese de pagos los acreedores o tenedores de la deuda de Ecuador sacaron al mercado, con valores muy bajos -sobre el 20% de su valor-, los bonos de deuda ecuatoriana.Ecuador, de forma secreta, utilizó 800 millones de dólares para comprar 3.000 millones de su propia deuda lo que supuso una reducción de su deuda real y de los intereses lo que pudo suponer un ahorro de unos 7.000 millones de dólares para Ecuador".

Mientras que el BCE no esté dispuesto a proveer de fondos y a defender de manera inequívoca a los países más débiles de la eurozona, estos no van a poder estabilizar sus economías y siempre estarán bajo la amenaza de la quiebra. Pero, hasta donde sabemos el BCE no lo va a hacer por razones políticas y económicas. Si los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) seguimos dentro del euro, siempre estaremos bajo la presión que ejerza una demanda agregada que contraiga el nivel del gasto. El único modo de que en los países periféricos se pueda mantener una forma de vida razonable es abandonando la eurozona. La unión monetaria es ya un fracaso.

Ni aún las medidas tomadas ayer significan otra cosa que lo que hemos expresado de forma explícita líneas más arriba: la crisis las están pagando la clase trabajadora y los pueblos, las medidas que se toman son únicamente de protección de las entidades financieras y el problema de fondo para los PIIGS no se puede resolver dentro de la zona euro (las condiciones en las que están inmersas estas economías no se han modificado un ápice).


Notas.-

(1)   Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Bélgica, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Corea del Sur y Singapur.

(2)        Rolando Astarita: Deudas y “bancarrota del capitalismo”

(3)      Eric Toussaint, presidente del Comité por la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo en Bélgica (CATDM), miembro de la Comisión de Auditoría Integral de la Deuda de Ecuador y asesor en temas de deuda pública de diversos gobiernos latinoamericanos

(4)        Dani Gómez-Olivé, investigador del Observatorio de la Deuda en la Globalización

(5)       Andy Storey, profesor de Política Económica y Desarrollo en la Universidad de Dublín y portavoz de Action from Ireland

(6)    Es posible alegar la nulidad de los pactos sobre la deuda externa en base a sólidos fundamentos del derecho internacional: aplicación de la cláusula rebus sic stantibus (modificación de las circunstancias); teoría del riesgo creado, imposibilidad de cumplimiento, doctrina de las deudas odiosas, enriquecimiento ilícito que constituyen principios fundamentales de los sistemas jurídicos occidentales.





(*)   El default o incumplimiento de pago.- Es no efectuar el pago pactado dentro del período predeterminado, efectuarlo con posterioridad a la fecha en que estaba programada o en condiciones distintas a las pactadas en el contrato.

2 comentarios:

  1. no solo no hay que pagar la deuda sino que hay
    que depurar responsabilidades penales de los responsables de todo esto. Hasta cuando aguntaremos estos ataques contra nuestros derechos y el de nuestros hijos. La solución aunque lejana está en nuestras manos. Saludos.

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  2. Aunque se depuren responsabilidades y se introduzca más "eticidad" al sistema financiero y monetario mundial, eso no tiene por consecuencia lógica que las crisis desaparezcan. Esta concepción piensa que todo el "mal" de la cuestión radica en el "mal uso" de los instrumentos económicos, es muy típico de la mentalidad técnocrática ("no es que sea la herramienta mala, sino quién la usa"). Además, desde esta concepción eticista se deja de lado o se llega a exculpar al propio aparato que crea esas "personalidades" codiciosas, depredadoras, o esas relaciones de acreedor-deudor. Es decir, que aunque cambien los políticos y los banqueros, si no se cambian las estructuras de poder (el capitalismo como relación social)de la sociedad, las crisis seguirán apareciendo con cada vez más graves consecuencias para la mayoría social. Recordemos que esta crisis capitalista tiene un componente que las otras ('29, '73-76, '97, etc.)no tuvieron: la dimensión ecológica. Esto agrava las cosas aún más.

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