Lorenzo Rivilla (lorenzo.rivilla@gmail.com)
1. LA ACTUAL SITUACIÓN
El ritmo del
crecimiento económico que, parecía repuntaba en el
último trimestre del 2.010, se ha frenado en la UE, pero también en EE UU y en
los BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Si a este frenazo sumamos el miedo al
default de Grecia, la búsqueda de alternativas en línea con las que se han
venido poniendo en práctica, parece poco viable. Esta mezcla de fenómenos
económicos pone de manifiesto el fracaso de las políticas neoliberales que
se han venido adoptando desde principios de 2.008 en el mundo occidental.
La presión sin pausa que los especuladores ejercen sobre la deuda griega y
sobre el resto de países “débiles” de la
UE, cuya capacidad de pago está puesta en cuestión (no
olvidemos la bajada de las notas de solvencia de estos días) está empezando
a trasladarse a los bancos. El Deutsche
Bank anunció que no podrá cumplir sus objetivos de rentabilidad para este
año. Todos conocemos los avatares del banco franco-belga Dexia, etc., si a esto añadimos la más que previsible medida que
tomará la UE,
respecto a la tasación del valor de las deudas soberanas de los PIIGS, aún
contribuirá a corroborar la afirmación de que el problema no es que se esté
trasladando a los bancos, ¡ya está en los bancos!
La previsible quita (default) de Grecia o de cualquier otro país de la UE podría llevar a la quiebra a
algunos de los grandes bancos europeos. Por esto, la quita, a pesar de las
previsiones sobre ella, no se considera como una opción, salvo que la quita la
asuman indirectamente los estados a través de los bancos (que es lo que
finalmente ha sucedido en la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE del día 26/10/2011).
Hasta ahora la única medida que se ha tomado, es la “no medida”,
se pretende ganar tiempo para seguir manifestando el apoyo de Europa para tomar
medidas de rescate y por otro lado, se mantiene el “dogal al cuello” de Grecia
y las demás naciones endeudadas, exigiéndoles más y más medidas de ajuste, para
al final conseguir el verdadero objetivo: CARGAR LOS COSTES DE LA FIESTA FINANCIERA
que los grandes bancos y empresas financieras viven desde la creación del euro,
sobre las espaldas de los trabajadores.
Los pasos dados por el BCE, Merkel y Sarkozy y sus “compañeros de viaje”,
Zapatero, Sócrates, Papandreu, etc., responder a la crisis financiera con
ajustes, cuando la economía parecía repuntar, no conduce sino a una segunda
recesión en la que se está pagando un elevado costo en forma de desempleo y
recortes en los estados del bienestar. Pero también las economías más
poderosas de la zona UE han frenado su crecimiento, lo que tiene que ver con el
desajuste producido por la caída de las ventas al resto de los países de
Europa. La recesión europea arrastrará a EE UU y esto traerá consecuencias para
el resto del planeta. En todo caso, las medidas que se proponen desde
los diferentes frentes políticos con influencia, son más de lo mismo, es decir,
golpear aún más duro sobre los trabajadores y los sectores populares.
2. DEFAULTS (*)
¿Por qué tanto miedo al default? Kenneth
Rogoff y Carmen Reinhart hacen un
recorrido histórico en una investigación apabullante de cifras e indicadores
económicos en una obra monumental “Ocho
siglos de crisis financieras. Historia mundial de los defaults”. Los
defaults están presentes en la historia del capitalismo, desde los comienzos
hasta la globalización y de los países que los han llevado a cabo, sólo decir
que es más fácil mencionar a los que no lo han hecho(1). En su
libro, ponen de manifiesto la correlación existente entre la libre movilidad
del capital y el hecho de que se produzcan crisis bancarias.
Para algunos economistas de formación marxista(2), “los defaults permiten restablecer el curso
de la acumulación a lo largo de toda la historia del capitalismo”. Las crisis bancarias se deben a que
las fases alcistas son seguidas o acompañadas de crisis de sobreproducción, con
violentas caídas de precios y valores. “Los
defaults de la deuda soberana de los Estados forma parte de la
desvalorización del capital que acompaña a las crisis” Marx, llama a
esto la “revolución de los valores”. Lo que está claro es que la única salida
para restablecer la acumulación del capital pasa por el default y la
reestructuración de la deuda.
En definitiva, las consecuencias para la clase obrera de estas
reestructuraciones son las que derivan de cualquier crisis del capitalismo: las
desvalorizaciones del capital van acompañadas del cierre de empresas,
aumento del desempleo, pérdida de derechos sociales y reducción de las
pensiones, en resumen el ataque en toda regla a la clase trabajadora y a
los pueblos. Esta “liquidación” de deuda permite al capital regenerar las
condiciones para volver a acumular.
3. AUDITORÍA
CIUDADANA DE LA DEUDA
El encuentro “Viviendo en Deudocracia: la deuda en los países del Norte,
aprendiendo del Sur” que reunió durante dos días a
activistas de 20 organizaciones y redes de la sociedad civil ha contado con la
presencia de más de 300 personas. En este encuentro se han analizado la
situación de la deuda, la crisis de la zona euro, así como las diferentes
alternativas que se proponen desde la sociedad civil. De este encuentro resumimos
las siguientes intervenciones:
Eric Toussaint(3) afirmaba que “la deuda en Europa es ilegítima. Su aumento
se debe en buena parte a políticas fiscales regresivas y rescates del sector
financiero, ambas profundamente injustas. La deuda responde al chantaje de
los mercados y impone el ajuste social y la violación de derechos humanos”.
Dani Gómez-Olivé(4), analizó la situación de la
deuda española, señalando la acumulación de deuda privada, y no pública, como
problemática central. “Vivimos en nuestro
país una dictadura financiera, que impone sobre la ciudadanía el peso de una deuda
acumulada por el sector privado para financiar la especulación inmobiliaria y
las exportaciones de nuestros acreedores, como Alemania” explicó
Gómez-Olivé, “la respuesta es el repudio
y salir a la calle para exigir nuestros derechos”.
Andy Storey(5), en la reciente auditoría ciudadana de la deuda soberana irlandesa: “Hemos descubierto que dos terceras
partes de la deuda pública se debe a la nacionalización de la deuda privada, al
rescate de los bancos. Sabemos que el peso de esa deuda recae sobre la
ciudadanía a través de los ajustes sociales, pero no hemos conseguido revelar a
quién se debe”.
Los ciudadanos deben reconocer como ilegítimas las deudas soberanas
que tengan que ver directa o indirectamente con el rescate bancario. La
transformación del sistema financiero y de crédito, se hace cada día más
evidente, debiendo conseguir frenar la expansión de la deuda, como primer
objetivo y, haciendo girar esta transformación en la recuperación de la
capacidad de ejercer políticas monetarias adecuadas a las necesidades del país
y como fin básico, la nacionalización de la banca lo que permitiría que el
crédito respondiese al interés común.
El informe del Research for Money
and Finance, titulado La Eurozona entre la Austeridad y el Impago
pone de manifiesto el carácter odioso de la deuda y el crecimiento sin freno de
la misma como consecuencia de la recesión 2007-2008 provocada por los
bancos. Las instituciones financieras pidieron prestado a bajo interés al
BCE para a su vez, prestar a los estados de la periferia europea (PIIGS)
obteniendo muy altas rentabilidades, entonces los bancos no tenían
preocupación alguna por la solvencia de los estados acreedores.
La legislación internacional no obliga al pago de las deudas si estas son
ilegítimas. El préstamo se podría anular en el caso de que se incurriera en
algunos de los casos(6) que reconoce la Convención de Viena sobre tratados
entre estados y organizaciones internacionales. Recuérdese en este sentido como
ejemplo, la presión ejercida por Francia y Alemania a Grecia, para que apenas
redujera el presupuesto de defensa, garantizando así las exportaciones
militares de ambos países. O la financiación condicionada a ajustes
estructurales a las que están siendo sometidos los países periféricos. O los
ataques a la soberanía que supone la imposición de medidas de efectos
perjudiciales sobre la población (despidos masivos del sector público, recortes
sociales, rebaja de pensiones, etc.).
Una vez que la
deuda se declarase ilícita quedaría a juicio del acreedor si la reestructura (a más bajo tipo de interés o mayor plazo, o…), o simplemente no la
paga. En todo caso la auditoría de la deuda, debe
servir a los movimientos ciudadanos como aglutinante para aunar esfuerzos en
contra de las medidas neoliberales que se están imponiendo por doquier. Sirva como ejemplo lo realizado en Ecuador, aunque como decíamos antes los defaults son algo más que común a lo largo de la historia del capitalismo:
"En 2008, ya como Presidente de Ecuador, Rafael Correa declaró que la deuda contraída por Ecuador era una deuda ilegítima, odiosa e inconstitucional que obligaba a destinar más del 50% de los recursos económicos del estado a pagar la deuda. Correa manifestó: Lo primero es la vida, después la deuda. El gobierno de Rafael Correa tuvo que enfrentarse a las amenazas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, expulsó a los enviados del FMI del Banco Central de Ecuador, creó un Comité de Auditoría que concluyó que una gran parte de la deuda de gobiernos anteriores era ilegítima, especialmente los contratos de deuda del año 2000. El informe fue trasladado tanto al gobierno como a los ciudadanos de Ecuador.El Gobierno de Rafael Correa declaró el cese de pagos del 70% de la deuda de Ecuador en bonos. Ante el cese de pagos los acreedores o tenedores de la deuda de Ecuador sacaron al mercado, con valores muy bajos -sobre el 20% de su valor-, los bonos de deuda ecuatoriana.Ecuador, de forma secreta, utilizó 800 millones de dólares para comprar 3.000 millones de su propia deuda lo que supuso una reducción de su deuda real y de los intereses lo que pudo suponer un ahorro de unos 7.000 millones de dólares para Ecuador".
"En 2008, ya como Presidente de Ecuador, Rafael Correa declaró que la deuda contraída por Ecuador era una deuda ilegítima, odiosa e inconstitucional que obligaba a destinar más del 50% de los recursos económicos del estado a pagar la deuda. Correa manifestó: Lo primero es la vida, después la deuda. El gobierno de Rafael Correa tuvo que enfrentarse a las amenazas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, expulsó a los enviados del FMI del Banco Central de Ecuador, creó un Comité de Auditoría que concluyó que una gran parte de la deuda de gobiernos anteriores era ilegítima, especialmente los contratos de deuda del año 2000. El informe fue trasladado tanto al gobierno como a los ciudadanos de Ecuador.El Gobierno de Rafael Correa declaró el cese de pagos del 70% de la deuda de Ecuador en bonos. Ante el cese de pagos los acreedores o tenedores de la deuda de Ecuador sacaron al mercado, con valores muy bajos -sobre el 20% de su valor-, los bonos de deuda ecuatoriana.Ecuador, de forma secreta, utilizó 800 millones de dólares para comprar 3.000 millones de su propia deuda lo que supuso una reducción de su deuda real y de los intereses lo que pudo suponer un ahorro de unos 7.000 millones de dólares para Ecuador".
Mientras que el BCE no esté dispuesto a proveer de fondos y a
defender de manera inequívoca a los países más débiles de la eurozona, estos
no van a poder estabilizar sus economías y siempre estarán bajo la amenaza de
la quiebra. Pero, hasta donde sabemos el BCE no lo va a hacer por razones
políticas y económicas. Si los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y
España) seguimos dentro del euro, siempre estaremos bajo la presión que ejerza
una demanda agregada que contraiga el nivel del gasto. El único modo de que
en los países periféricos se pueda mantener una forma de vida razonable es
abandonando la eurozona. La unión monetaria es ya un fracaso.
Ni aún las medidas tomadas ayer significan otra cosa que lo que hemos
expresado de forma explícita líneas más arriba: la crisis las están pagando la
clase trabajadora y los pueblos, las medidas que se toman son únicamente de
protección de las entidades financieras y el problema de fondo para los
PIIGS no se puede resolver dentro de la zona euro (las condiciones en las
que están inmersas estas economías no se han modificado un ápice).
Notas.-
(1) Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Australia,
Bélgica, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Corea del Sur y Singapur.
(2)
Rolando
Astarita: Deudas y “bancarrota del capitalismo”
(3) Eric
Toussaint,
presidente del Comité por la
Abolición de la
Deuda del Tercer Mundo en Bélgica (CATDM), miembro de la Comisión de Auditoría
Integral de la Deuda
de Ecuador y asesor en temas de deuda pública de diversos gobiernos
latinoamericanos
(4)
Dani Gómez-Olivé, investigador del Observatorio de la Deuda en la Globalización
(5) Andy
Storey, profesor de Política Económica y Desarrollo en la Universidad de Dublín
y portavoz de Action from Ireland
(6) Es posible alegar la nulidad de los pactos sobre la
deuda externa en base a sólidos fundamentos del derecho internacional:
aplicación de la cláusula rebus sic
stantibus (modificación de las circunstancias); teoría del riesgo creado,
imposibilidad de cumplimiento, doctrina de las deudas odiosas, enriquecimiento
ilícito que constituyen principios fundamentales de los sistemas jurídicos
occidentales.
(*) El
default o incumplimiento de pago.- Es no efectuar el
pago pactado dentro del período predeterminado, efectuarlo con posterioridad a
la fecha en que estaba programada o en condiciones distintas a las pactadas en
el contrato.
no solo no hay que pagar la deuda sino que hay
ResponderEliminarque depurar responsabilidades penales de los responsables de todo esto. Hasta cuando aguntaremos estos ataques contra nuestros derechos y el de nuestros hijos. La solución aunque lejana está en nuestras manos. Saludos.
Aunque se depuren responsabilidades y se introduzca más "eticidad" al sistema financiero y monetario mundial, eso no tiene por consecuencia lógica que las crisis desaparezcan. Esta concepción piensa que todo el "mal" de la cuestión radica en el "mal uso" de los instrumentos económicos, es muy típico de la mentalidad técnocrática ("no es que sea la herramienta mala, sino quién la usa"). Además, desde esta concepción eticista se deja de lado o se llega a exculpar al propio aparato que crea esas "personalidades" codiciosas, depredadoras, o esas relaciones de acreedor-deudor. Es decir, que aunque cambien los políticos y los banqueros, si no se cambian las estructuras de poder (el capitalismo como relación social)de la sociedad, las crisis seguirán apareciendo con cada vez más graves consecuencias para la mayoría social. Recordemos que esta crisis capitalista tiene un componente que las otras ('29, '73-76, '97, etc.)no tuvieron: la dimensión ecológica. Esto agrava las cosas aún más.
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