Lorenzo Rivilla (lorenzo.rivilla@gmail.com)
1. INTRODUCCIÓN
Un amigo de la Asamblea de Gijón me
plantea la necesidad de plantear un debate y su correspondiente charla, sobre
la posición que deberíamos tener los indignados de cara a las elecciones del
20N. Pero la realidad es que si hubiésemos invertido la mitad del
tiempo que dedicamos a hablar de fútbol a reflexionar/escuchar/comentar
sobre las elecciones, seguramente seríamos
todos unos grandes expertos en las mismas y no necesitaríamos de nadie para
hacernos sugerencias y menos aún, darnos lecciones.
En todo caso, hablar de elecciones sin tener en cuenta, ni la composición social
del país, ni los pueblos que lo componen, la distribución de la riqueza,
nuestro entorno sociopolítico, la propiedad de los medios de producción, etc., a mí me parece que estamos ante un
falso debate. Plantear las elecciones sin
que entren a valorarse los factores antes mencionados, nos llevan a situaciones
cuasi de referéndum (que son las que habitualmente tenemos poco antes de
las elecciones): voto al PSOE porque viene la derecha o voto al PP porque el
PSOE lo ha hecho muy mal. Veis lo absurdo del análisis, esto es precisamente lo
que se persigue: la alternancia de dos
opciones, que en lo fundamental son muy similares, sólo separadas por unas
siglas y mientras tanto, legitimamos al sistema, permitiendo a la vez los poderes fácticos que
se puedan presentar un abanico de opciones que no tienen ni la más remota
posibilidad de poder influir en la vida política del país.
El problema para el 15M no es tampoco cambiar la ley electoral, dado que lo que determina el resultado final de las elecciones poco
tiene que ver con la ley que las regula. Aún con una ley en la que se
respetara estrictamente la proporcionalidad, con circunscripción única, etc., los
resultados serían los marcados previamente por quienes decidiesen los que "mandan". Alguien a estas alturas cree que si con un
voto pudiéramos cambiar el sistema ¿habría elecciones?
La
elección pura de representantes es una utopía, sin tener el control ciudadano
de los medios de comunicación, la propiedad de los medios de producción, la garantía
de una enseñanza no alienante, etc., no, no
es la ley lo que hay que cambiar para poder revertir la situación.
Y por otro lado, nos estamos manejando
dentro del movimiento de los indignados
a través de las Asambleas con un sistema claro de democracia horizontal y
sin embargo, ¿pretendemos otra vía para
las elecciones políticas? ¿no es contradictorio?
2. LA DEMOCRACIA PARLAMENTARIA
La democracia parlamentaria, es una conquista de los
trabajadores que nos facilita expresarnos, manifestarnos y organizarnos con
mucha más amplitud que en una dictadura y por otro lado, la democracia
parlamentaria no PUEDE terminar con la
dominación del poder financiero, tal y como sería nuestro deseo. Sabemos que en realidad la democracia
parlamentaria nace de un compromiso
entre la burguesía y los trabajadores (no es el momento, ni el lugar de
justificar esta afirmación) que toma
características distintas en cada país y
en cada época, según la correlación de fuerzas existente en el momento de
su establecimiento.
Los mecanismos
de la democracia burguesa hacen que el
parlamentarismo no pueda ser una herramienta apta para la emancipación de los
desposeídos:
- Porque en un sistema electoral se prima a los partidos más grandes y a los más conservadores (dando más representación a las zonas rurales).
- Porque fomenta el voto útil.
- Porque las campañas electorales necesitan de grandes fondos económicos.
- Porque adolece de mecanismos de participación y decisión más allá de un voto cada 4 años.
- Porque propicia una falta de poder y decisión del sistema parlamentario sobre la economía y las empresas.
- Porque da lugar a una hegemonía de las ideas de la clase dirigente, a través de los medios de comunicación, las instituciones y el tejido económico, que benefician a los partidos más moderados.
Es por esto que
es importante confrontar las visiones
que ven en la democracia parlamentaria un camino para cambiar el conjunto de la
sociedad.
Las
dificultades de las organizaciones de izquierdas en las elecciones se explican
también por la forma en que vota la gente. La
mayoría vota a partidos que puedan tener opciones para que su voto tenga un
efecto de intervención práctica. La gente no vota considerando un acuerdo
del 100% con su ideología, por lo que hay un desfase entre el arco ideológico y
el arco parlamentario. Los resultados
electorales nunca reflejan correctamente las luchas ni las ideologías.
Pero al mismo tiempo que se critican
estas ilusiones, la izquierda real
(en esta denominación nunca entraría el PSOE) debe asumir como una conquista
positiva la democracia parlamentaria e intentar
usarla en su provecho, siempre que las circunstancias sean propicias.
3.
BÚSQUEDA DE LA DEMOCRACIA REAL
Los dirigentes
políticos no quieren ver que en el movimiento del 15M hay una crítica contra el sistema tal y como
funciona el mismo. Los políticos aceptan a regañadientes el que su papel ha sido puesto en la “picota”.
Lo verdaderamente nuevo del movimiento del 15M es que les estamos diciendo que
¡no nos representan! Estamos inmersos en
una búsqueda de la democracia: la democracia real, a través incluso de la
exploración de nuevas formas de participación política. El movimiento del 15M está poniendo en cuestión el
modelo de desarrollo basado en el enriquecimiento a cualquier precio, el
crecimiento económico indiscriminado, etc. Independientemente de que muchos de
nosotros seamos conscientes o no de
este proceso. Por eso entiendo que los
indignados y su andadura estamos llamados a crecer y madurar en los próximos
años, siempre que el fin sea la ruptura con el sistema mismo.
El 15M representa la conquista de las relaciones sociales en un mundo en el que atomismo y la desestructuración social son
crecientes. Por eso muchos percibimos al movimiento con emoción y alegría
contagiosa: la maravilla de estar juntos, discutir, pensar, razonar,…en el proceso de búsqueda de formas democráticas
más elevadas las que han
facilitar que todos y cada uno de los ciudadanos participen del sistema de
manera plena e igualitaria.
4. EL PROCESO ELECTORAL
Y al fin, alguno se preguntará ¿qué hacemos ante las elecciones del 20N?
Me parece que si la pregunta es ésta, no hemos entendido nada e
inevitablemente, tendremos que hablar del proceso electoral. Valoremos las
diferentes opciones que tienen/tenemos los ciudadanos:
- Voto a PPSOE, está alternativa no parece ni medio lógico planteárnosla.
- Voto a una opción minoritaria (IU, UPD, EQUO, otras). En el caso de esta opción habría que delimitar algunas cuestiones tales como que ideología tiene cada una de esas formaciones y en base a ello, ejercer el voto, no creo que nadie pueda pensar que algunas de estas formaciones pudiera alcanzar la relevancia necesaria para poder contrabalancear el poder de los dos partidos mayoritarios, por lo que el único criterio válido para votarlos debería ser el ideológico.
- Voto en blanco, tiene el inconveniente que contabiliza para el total de votos emitidos y por tanto, tiene influencia a la hora de alcanzar los porcentajes mínimos que necesitan los partidos minoritarios, por lo tanto, este tipo de voto les perjudica y tampoco es eso
- Voto nulo, es un voto que indica el rechazo al sistema, esta sería una buena opción siempre que se hiciese masivamente, pero lo más probable es que no lo sea (por las razones esgrimidas líneas más arriba) y estaríamos dando pistas al enemigo de nuestra capacidad de respuesta, no parece que estemos en la mejor coyuntura para afrontar una decisión tan “militante”.
- La Abstención, es sabido, a partir de estudios sociológicos, que la abstención en nuestro país se corresponde con posiciones de izquierdas que no tienen el correspondiente referente en el abanico electoral. El más del 30% abstencionista que se da en todas y cada una de las elecciones se borra del proceso electoral porque entiende que el mismo está viciado (se estima que sólo un 5% del total sería abstención estructural –viajes, enfermedad, problemas de censo, etc.-) y por lo tanto, no participa. A diferencia del voto nulo, nuestra implicación activa en la abstención, llevaría aparejado un descenso significativo en la participación electoral (lo que daría idea de un mayor rechazo al sistema), mientras que si hiciésemos un llamamiento al voto nulo, incrementaríamos el total de participación y todo parecería de “color rosa”. Y sobre todo, al solicitar la abstención le estamos mandando un mensaje al partido ganador de las elecciones: ¡tenemos más votos que los que vosotros habéis conseguido! y por lo tanto, ¡las decisiones que tomáis en contra de los ciudadanos no las podemos aceptar como legitimas!
Estas reflexiones que aquí presentamos no
son un “todo cerrado”, ni lo pretenden. Mi intención ha sido la de mostrar una
perspectiva de la realidad electoral y las limitaciones
que tienen los sistemas electorales para hacer cambiar el mundo en el que
vivimos.
Totalmente de acuerdo, se tiene que fomentar
ResponderEliminarla abstención como manera de deslegitimar el sistema.
dices respecto al voto nulo "no parece que estemos en la mejor coyuntura para afrontar una decisión tan “militante”.
ResponderEliminarpues ya me diras cuando encontraremos una coyuntura mejor con practicamente un 80% de la poblacion apoyando el movimiento
yo creo k con el voto nulo el mensaje es mucho mas contundente que con la astencion ademas hay paises en Europa con abtenciones del 80% y los representantes "lejitimos" ni se sonrojan http://www.youtube.com/watch?v=mczFrBYUAkY
cuando dices:Porque en un sistema electoral se prima a los partidos más grandes y a los más conservadores (dando más representación a las zonas rurales)
ResponderEliminarsupongo que querras decir:
Porque en este sistema electoral..
¿no querras decir que dando mas representacion a las zonas rurales se prima a los partidos mas grandes y a los mas conservadores? ¿verdad? como si los de ciudad pudieran dar lecciones de lo contrario,me da la risa
la abstencion nun val pa na,cambiai el discurso ya, k no evolucionais ni pa dios
ResponderEliminarComo digo en el artículo, personalmente creo que el voto más contundente es el nulo, sin embargo, ¿quién insta a que así se haga? ¿lo están haciendo las diferentes asambleas? El problema es que si bien existe una corriente de opinión muy favorable al 15M (del 73%) todavía el 15M carece de la capacidad de influir en el voto a esos niveles (me parece a mí) y habría que ver si realmente desearíamos hacerlo.
ResponderEliminarRespecto a la corrección, estoy de acuerdo debería decir: "En este sistema electoral.."