jueves, 8 de agosto de 2019

La crisis que viene llega para quedarse


Hace poco más de diez años del colapso de Lehman Brothers y todavía seguimos debatiendo las verdaderas causas que propiciaron la crisis financiera de 2008. En ningún momento, los gurús de la economía, anunciaron lo que se nos venía encima y, una de dos, o eran unos ignorantes (lo que dudamos) o no quisieron anunciar lo que estaba a punto de suceder (nos quedamos con ésta posibilidad) y sus consecuencias. En cualquier caso, malo pero que muy malo, o los expertos no son tales o nos engañan.
En economía, dado que la capacidad de previsión es escasa, sólo sirve el análisis de las causas de las crisis para intentar evitar en el futuro, ante las mismas circunstancias, no cometer los mismos errores. La acumulación de conocimientos sobre la realidad económica, procedentes de un gran número de investigadores, está proporcionando una creciente cifra de explicaciones, interpretaciones y pronósticos que se van cumpliendo. La investigación económica ha perdido espectacularidad pero ha ganado rigor y capacidad explicativa.
El problema se plantea cuando son los propios poderes económico-financieros los que de modo premeditado, al amparo de su ambición, colapsan la economía para apropiarse de más y más riqueza y poder. En general, se parte del principio de que las crisis1 son algo consustancial e impredecible al propio sistema capitalista y, desde mi punto de vista, lo que era absolutamente válido hasta finales del siglo XX, hoy necesita ser complementado. Es decir, los poderes fácticos han aprendido que las crisis del sistema se pueden provocar para obtener más y más rentabilidad, lo cuál sólo ha sido posible gracias a la inmensa concentración de la riqueza que se da a partir del final de la II Guerra Mundial.
Los elementos que pueden provocar una nueva crisis se están dando ya, no se sabe cuando explotarán, pero lo harán. Los principales factores de la próxima crisis son:
  1. El importante incremento de la deuda privada de las corporaciones. Aprovechan las bajas tasas de interés para prestar a otros el dinero que piden prestado. Muchas empresas piden préstamos y no invierten en producción. Además toman prestado para volver a comprar sus propias acciones en el mercado de valores
  2. La burbuja especulativa de los activos financieros. Los ratios precio/ganancia en Estados Unidos están un 50% por encima de la media histórica, el capital privado está excesivamente sobre-valorado.
  3. Los precios de los títulos de deuda están demasiado altos en vista de sus bajos rendimientos y primas a plazo negativas.
  4. Y, en algunos países (EE.UU. y China) de nuevo estamos ante una nueva crisis en el sector inmobiliario.