jueves, 8 de agosto de 2019

La crisis que viene llega para quedarse


Hace poco más de diez años del colapso de Lehman Brothers y todavía seguimos debatiendo las verdaderas causas que propiciaron la crisis financiera de 2008. En ningún momento, los gurús de la economía, anunciaron lo que se nos venía encima y, una de dos, o eran unos ignorantes (lo que dudamos) o no quisieron anunciar lo que estaba a punto de suceder (nos quedamos con ésta posibilidad) y sus consecuencias. En cualquier caso, malo pero que muy malo, o los expertos no son tales o nos engañan.
En economía, dado que la capacidad de previsión es escasa, sólo sirve el análisis de las causas de las crisis para intentar evitar en el futuro, ante las mismas circunstancias, no cometer los mismos errores. La acumulación de conocimientos sobre la realidad económica, procedentes de un gran número de investigadores, está proporcionando una creciente cifra de explicaciones, interpretaciones y pronósticos que se van cumpliendo. La investigación económica ha perdido espectacularidad pero ha ganado rigor y capacidad explicativa.
El problema se plantea cuando son los propios poderes económico-financieros los que de modo premeditado, al amparo de su ambición, colapsan la economía para apropiarse de más y más riqueza y poder. En general, se parte del principio de que las crisis1 son algo consustancial e impredecible al propio sistema capitalista y, desde mi punto de vista, lo que era absolutamente válido hasta finales del siglo XX, hoy necesita ser complementado. Es decir, los poderes fácticos han aprendido que las crisis del sistema se pueden provocar para obtener más y más rentabilidad, lo cuál sólo ha sido posible gracias a la inmensa concentración de la riqueza que se da a partir del final de la II Guerra Mundial.
Los elementos que pueden provocar una nueva crisis se están dando ya, no se sabe cuando explotarán, pero lo harán. Los principales factores de la próxima crisis son:
  1. El importante incremento de la deuda privada de las corporaciones. Aprovechan las bajas tasas de interés para prestar a otros el dinero que piden prestado. Muchas empresas piden préstamos y no invierten en producción. Además toman prestado para volver a comprar sus propias acciones en el mercado de valores
  2. La burbuja especulativa de los activos financieros. Los ratios precio/ganancia en Estados Unidos están un 50% por encima de la media histórica, el capital privado está excesivamente sobre-valorado.
  3. Los precios de los títulos de deuda están demasiado altos en vista de sus bajos rendimientos y primas a plazo negativas.
  4. Y, en algunos países (EE.UU. y China) de nuevo estamos ante una nueva crisis en el sector inmobiliario.
Estas burbujas financieras que mencionamos son consecuencia de las políticas seguidas por los principales bancos centrales: Reserva Federal de EE.UU., BCE, Banco de Inglaterra, Banco de Japón,etc.), ¿para reflotar la economía? o ¿simplemente siguen los órdenes de los poderes económicos y financieros?
La masa monetaria con la que los bancos centrales han inundado la economía no ha sido utilizada por los bancos y las grandes corporaciones para invertir en la economía real. Se ha dirigido a adquirir activos financieros, bonos de deuda corporativa, productos derivados, etc., lo que ha dado lugar a una burbuja especulativa en el mercado de valores, en el de bonos y como decíamos antes, en el mercado inmobiliario. Todas las grandes corporaciones están sobre-endeudadas.
Las políticas de los bancos centrales ponen de manifiesto algunas cuestiones básicas:
  1. Las decisiones de los mismos se toman para beneficiar los intereses a corto plazo de los bancos privados y las grandes empresas capitalistas.
  2. Esas decisiones sirven para prevenir quiebras en cadena y asegurar que los principales accionistas no tengan pérdidas.
  3. Cada vez menos, el capitalismo financiero re-invierte en la economía productiva. Los beneficios de estas políticas se despilfarran: en forma de dividendos para los accionistas, la re-compra de acciones, en inversiones especulativas (productos estructurados y derivados de alta rentabilidad).
La política de los bancos centrales no ha permitido limpiar el sistema de activos tóxicos, por el contrario, los derivados de alta rentabilidad permanecen e incluso aumentan: la relación entre el valor patrimonial de las corporaciones y los compromisos adquiridos en forma de préstamos es muy grande. Si se produjese una pérdida de valor en bolsa de las acciones de estas corporaciones, la proporción patrimonio/deudas sería insuficiente para hacer frente a este evento. Las empresas están muy endeudadas, como consecuencia de la toma de préstamos a muy bajos tipos de interés para adquirir valores de deuda dudosos (bonos basura y otros) emitidos por compañías de mala salud financiera pero, eso sí de alta rentabilidad.
A finales del año pasado, la gran caída del mercado de valores en EE.UU. propició un efecto contagio a las bolsas de todo el mundo, señal inequívoca de la crisis que está por venir.
LA BANCA PRIVADA
Las políticas llevadas a cabo en estos años de crisis han devenido primero, en hacer a la banca privada cada vez más grande y sistémica (actualmente en España, si estornuda el Banco de Santander se resfría toda la economía española). Y, además, estos bancos privados son cada vez más frágiles, el valor de sus acciones ha caído de manera espectacular, tanto en EE.UU. como en Europa, a partir de la mitad del año pasado.
Si no fuese por la intervención de los bancos centrales el colapso de la banca privada se habría producido ya. En EE.UU., la Reserva Federal, no ha cumplido el compromiso adquirido de revender los títulos de deuda privada tóxicos (los que le fueron entregados por la banca privada a cambio de los préstamos). La FED, se calcula que tiene por encima de 1.5 billones de dólares en deuda tóxica, si de pronto vendiera estos valores de forma masiva, destruiría el mercado de bonos en EE.UU. Y, por otro lado, si subiera los tipos de interés para frenar el crédito masivo, toda una serie de compañías endeudas saltarían por los aires por no poder hacer frente a sus deudas, encareciéndose, además, el pago de su propia deuda.
Entretanto en Europa, el BCE, sigue prestando a los bancos privados a tasas del 0% y seguirá con esta política hasta al menos 2020. Los bancos europeos, utilizan estos créditos para comprar títulos de deuda soberana, lo que les da unrendimiento positivo y valores considerados seguros porque están avalados por los propios Estados. Por otro lado, estas compras masivas de bonos soberanos, permite a los bancos aumentar artificialmente la proporción de su capital con respecto a sus balances, justificando de este modo que tienen menos proporción de activos riesgo. Por ello, cuando los Estados necesitan crédito, los bancos están dispuestos a facilitar mucho más de lo que necesiten, dado que ellos son los principales beneficiarios. Eso sí, en cuanto aparezcan los primeros síntomas de crisis, ya se encargarán los banqueros y sus adláteres de los medios de comunicación de acusar a los Estados de despilfarrar el dinero público.
EL PAPEL DEL BANCO CENTRAL EUROPEO (BCE)
Desde el principio de la crisis, el BCE se propuso el rescate de la banca privada y además garantizar la continuidad y ampliación de los privilegios de los principales accionistas de los bancos aún a costa de los Estados y sus pueblos.
Sin las intervenciones del BCE, los grandes bancos habrían quebrado y con ellos sus principales accionistas. Por otro lado, el BCE ha facilitado la concentración del sector en beneficio de los principales bancos europeos, de este modo ha creado gigantes bancarios demasiado grandes para quebrar. Como garante de la política monetaria el BCE ha pretendido un objetivo de inflación del 2% que tampoco ha cumplido, a finales de 2018 era del 1.6% y en el primer trimestre de 2019, aún es más baja, lo que implica síntomas de estancamiento.
Por otro lado, al ser su objetivo principal la de defender el euro impide que los países más débiles de la eurozona no puedan utilizar la devaluación monetaria para recuperar competitividad frente a los gigantes europeos, con lo cuál países como Grecia, Portugal, España e Italia se encuentran sin escapatoria externa para sus economías. Por ello, la única salida que les queda a los gobiernos de estos países es la de la devaluación internareducir de salarios en beneficio exclusivo de las grandes empresas de esos países para hacerlas competitivas.
De este modo, la devaluación interna fortalece a las economías más fuertes frente a las más débiles. Opta por el capital frente al trabajo, aumenta las ganancias de las grandes empresas haciéndolas más competitivas en los mercados mundiales. Estas son las políticas de la Comisión Europea y de su representante máximo el BCE. Se ha optado por renunciar a políticas fiscales para hacer de las políticas monetarias el sistema de consolidación del capitalismo europeo.
Recordemos las políticas expropiatorias en contra de los trabajadores llevados a cabo por el BCE en Grecia, Irlanda, España, Portugal etc. en este sentido, recordar las privatizaciones en la sanidad y la educación, las pérdidas de viviendas por ejecuciones hipotecarias y la caída del poder adquisitivo de los salarios que 11 años después del comienzo de la crisis aún no se han recuperado.
LOS FACTORES ECONÓMICO-FINANCIEROS DESENCADENANTES DE LA CRISIS
Seguiremos el relato que sobre el tema ha publicado el profesor Nouriel Roubini: Ha desempeñado diversas funciones en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, fue docente en la Universidad de Yale y actualmente es profesor de Economía en la Escuela de Negocios Stern, de la Universidad de Nueva York. También es presidente de RGE Monitor, una firma de consultoría dedicada al análisis financiero. Es reconocido por sus predicciones respecto a la crisis financiera desatada a partir de la Crisis de las hipotecas subprime. Especialmente por su presentación ante el Fondo Monetario Internacional en 2006, donde fue recibido con escepticismo. Para fines del año 2008, era claro que gran parte de sus predicciones se habían convertido en realidad. De ser un profesor poco conocido, pasó a recibir invitaciones para brindar conferencias ante instituciones tan influyentes como el Congreso de los Estados Unidos y el Foro Económico Mundial en Davos.
Considera que habrá 10 causas que provocarán la próxima crisis en 2020:
  1. Las actuales políticas fiscales de EE.UU. que elevan el crecimiento al 3%, son insostenibles. En 2020, los estímulos se agotarán y el crecimiento descenderá por debajo del 2%.
  2. Los estímulos se aplicaron a destiempo, lo que provocó una subida de la inflación por encima de los objetivos. Por ello la Reserva Federal seguirá subiendo la tasa de interés de referencia desde el 2% a por lo menos el 3.5% en 2020 y esto provocará una alza de los tipos de interés a corto y largo plazo. A la vez, en otras grandes economías, hay también un aumento de la inflación, al que se sumarán más presiones derivadas del alza del petróleo (el conflicto con Irán será el elemento desencadenante). Así los otros bancos centrales seguirán a la FED, lo que reducirá la liquidez y provocará aumento de los tipos de interés.
  3. Las disputas comerciales de Trump con China, Europa, México, Canadá y casi con el resto del mundo, llevarán a menos crecimiento y más inflación.
  4. Las actuales políticas de Trump: restricción de los flujos de tecnología e inversiones desde y hacia EE.UU. afectarán a las cadenas de suministros; los límites a la inmigración que frenan el crecimiento, dado que los emigrantes son necesarios por el envejecimiento de la población; el frenazo a las inversiones en economía verde y sobre todo, la falta de una política de infraestructuras que permitiría mantener la actividad económica que se reduce por las anteriores causas.
  5. Las más que probables represalias del resto del mundo contra el proteccionismo estadounidense, frenaran el crecimiento y se dará una desaceleración económica a nivel mundial. China frenará su crecimiento para poder controlar el exceso de capacidad y de apalancamiento (usar endeudamiento para financiarse).
  6. Los ajustes en política monetaria y las fricciones comerciales frenan el crecimiento de Europa. Por otro lado, el no resuelto círculo vicioso (las carteras de bonos soberanos de los bancos de cada país presentan un sesgo a favor de la deuda pública de su país) entre los gobiernos y los bancos poseedores de deuda pública (en un contexto de crisis, si se produce un aumento de la prima de riesgo de los bonos soberanos, ello repercute sobre la prima de riesgo de los bancos, lo que limita su capacidad crediticia y, en última instancia, acaba afectando negativamente a la economía del país) amplificará los problemas existenciales de una unión monetaria incompleta sin una mutualización de riesgos (compartir costes y riesgos). Y con los nacionalismos cada vez más exacerbados, otra desaceleración puede llevar a Italia y a otros países del Sur a abandonar la eurozona.
  7. Los ratios precios/ganancia en la Bolsas están un 50% por encima de la media histórica, el capital está sobrevalorado y los bonos públicos están también demasiado caros dados sus bajos rendimientos y primas negativas. Y además el crédito a largo plazo en EE.UU. está cada vez más caro. En muchos mercados emergentes y algunas economías avanzadas hay un claro exceso de apalancamiento. Conforme haya indicios de una crisis global los inversores anticiparán una desacelaración del crecimiento en 2020 y los mercados reajustarán en 2019 las cotizacionnes de los activos de riesgo.
  8. Una vez que se produzca una corrección, habrá más riesgo de falta de liquidez y ventas a precio de remate. Se frenará la actividad de creación de mercado de activos por parte de los operadores. El exceso de transacciones de alta frecuencia (transacciones que utilizan algoritmos informatizados o series de instrucciones, que actúan de manera automática ejecutando las órdenes de compra-venta en milésimas de segundo, dificultando su control) aumenta el riesgo de un derrumbe repentino de la bolsa. Por otro lado, los instrumentos de renta fija se han concentrado en fondos de crédito negociables. De producirse una huida del riesgo, los sectores financieros con inmensos pasivos en dólares ya no podrán acceder a la FED como prestamista. Con la inflación en alza, ya no se puede contar con el respaldo de los bancos centrales para proveer de crédito.
  9. Trump rebajó la tasa de crecimiento la tasa monetaria hasta un máximo del 4% (en los períodos de auge económico, la oferta de dinero tiende a crecer rápidamente a medida que los bancos hacen más préstamos. Las recesiones, por otro lado, tienden a estar precedidas por períodos de caída del crecimiento de la oferta monetaria). ¿Qué hará cuando en 2020, el crecimiento haya caído por debajo del 1% y caiga el empleo? Necesitará una crisis en el exterior en política exterior para crear una cortina de humo (¿Irán?) y, sobre todo, si los demócratas se hacen con la Cámara de Representantes. Un enfrentamiento militar con Irán, puede generar una crisis del petróleo similar a la 1973, 1979 y 1990. Eso agravaría todavía más la inminente recesión que nos amenaza.
  10. Cuando se produzca la crisis, habrá una escasez de herramientas para enfrentarse a ella. El estímulo fiscal está constreñido por el inmenso endeudamiento público. La política monetaria convencional está limitada, ya no será posible aplicar rescates financieros. En EE.UU., los legisladores han restringido la capacidad de la FED para proveer de liquidez a instituciones no bancarias y extranjeras con pasivos en dólares. Y en Europa, el ascenso de partidos populistas impedirá implementar reformas y aplicar las medidas necesarias para combatir la crisis financiera y la recesión. En 2008, los gobiernos y la UE tenían las herramientas para evitar un derrumbe descontrolado, en la crisis que viene las autoridades tendrán las manos atadas por un endeudamiento insoportable, muy superior al de la anterior crisis.
(artículo de opinión publicado en Project Syndicate 'no literal´)
Esta es la visión dominante, la actual crisis del capitalismo mundial está circunscrita a la órbita económica y, más precisamente, en la financiera, lo que de facto lleva implícito el mensaje: el gran capital y los Estados tienen en su mano la aplicación de políticas que salven la situación. Líneas abajo pondremos de manifiesto los elementos que, a nuestro juicio, ofrecen una mirada integral a la problemática de esta y futuras crisis.
LA CRISIS QUE LLEGA
¿Comenzó la crisis realmente en 2008? En realidad, estamos ante una crisis sistémica que se remonta a los años setenta del siglo pasado, en tanto se acabó con el modelo de regulación del capitalismo moderno (1945-1973). Hemos pasado de una economía basada en los sectores productivos del Estado a otra que es dependiente de las actividades especulativas de las empresas transnacionales en una economía global que fomenta y propicia las burbujas financieras.
Un importante número de economistas, considera/mos que la crisis de 2008 y, la que se avecina, es una crisis multidimensional que afectará a la economía, la ecología, lo social, lo político, lo moral e institucional. Estas crisis cuestionan, no sólo las estructuras adoptadas con el surgimiento de la economía de mercado sino el concepto mismo de progreso identificado con crecimiento.
Si aceptamos que nos enfrentamos a una crisis multidimensional ¿cuáles son las causas? Adjudicaremos esa responsabilidad a causas subjetivas: la codicia de las corporaciones, la irresponsabilidad del sector financiero o los errores en la toma de decisiones económicas por parte de las autoridades regulatorias. Estos factores son importantes, pero, no explican la lógica sistémica de estas crisis. Ni siquiera la actual y futuras crisis, se pueden considerar como el resultado del increíble esfuerzo de crecimiento en base a un consumo desaforado de EE.UU. basado en el dominio de la cada vez más menguante economía global norteamericana. Ni tampoco la explica, la relación simbiótica que ha generado el eje del crecimiento mundial de los últimos años entre China y Estados Unidos.
El análisis de la crisis de 2008 y de la que está por venir, en general, está orientado a preservar el sistema capitalista y a rescatar a los grandes capitales. La globalización es un fenómeno de alcance mundial inevitable, sin alternativas y al que hay asumir sí o sí. Hay que abrir los mercados, ofrecer condiciones favorables a las inversiones extranjeras, afrontar la competitividad, abaratar la fuerza de trabajo, transferir recursos públicos al sector privado poniendo a la venta el patrimonio público. Han de primar los intereses del capital por encima de los de la población. Este tipo de políticas se aplican indistintamente por gobiernos que van de la derecha a la izquierda, salvo alguna contadísima excepción de gobiernos que intentan resistirse al neoliberalismo. Por todo esto, la crisis que viene se caracterizará (así lo harán los gurús) como una crisis de tipo financiero o consecuencia de la políticas neoliberales, por lo que considerarán que el Estado puede jugar un papel más activo para revertir el ciclo económico (que dirían los neokeynesianos). No obstante, ambas visiones la conservadora y la keynesiana, no ponen en tela de juicio la llamada globalización (es aquí dónde está el verdadero problema), entienden que es un fenómeno que llegó para quedarse.
Las futuras crisis no serán un problema coyuntural, o de crisis que vienen de fuera, o un problema localizado (generalmente en Estados Unidos), ni siquiera un problema de un sector (antes el tecnológico, luego el financiero). Desde nuestra perspectiva se trata de un problema no sólo de valorización del capital (agregar un valor mayor a los valores invertidos), sino también del deterioro de las bases económicas, sociales y ambientales en las que se fundamenta y apoya. Se presentará como una caída en picado de la economía mundial porque producirá una fractura inmensa en los procesos de financiamiento, inversión, producción, crecimiento y distribución que hará caer las tasas de ganancia y un proceso sin parangón de destrucción de capitales que derivará, aún más en una mayor concentración y centralización de los mismos. A la vez que se produce la principal contradicción del sistema capitalista: la sobreproducción.
Las políticas neoliberales han generado una gran capacidad de producir mercancías, abrirse a nuevos mercados, privatizaciones, la explotación de un trabajo cada vez más barato en términos relativos y el problema medioambiental pero, todo ello a costa de deprimir los salarios, desmantelar la economía de subsistencia, destruyendo los apoyos a la economía social. El resultado de estas políticas ha sido un deterioro del consumo masivo por la incapacidad de compra de unos salarios deprimidos y al incremento de la morosidad en el crédito y, sobre todo, por una abundancia, sin precedente, de mercancías sin compradores. Pero, el interés de incrementar los márgenes de ganancia ha perjudicado y, de que manera, las condiciones de vida y trabajo de la gran mayoría de la población, de tal modo que la vida humana es hoy un recurso desechable.
CARÁCTER ESTRUCTURAL, SISTEMÁTICA Y DE CIVILIZACIÓN DE LA CRISIS
La acumulación mundial ha generado una inmensa concentración de capital, poder, riqueza y conocimiento en manos de una élite social cada vez más pequeña. Los mecanismos centrales del capitalismo mundial (globalización) están en franco deterioro:
  1. La financiarización de la economía mundial. La inmensa cantidad de ganancias, ahorros y fondos hacia la inversión en activos financieros de alta rentabilidad, constituye una fuente inagotable de ganancias ficticias. Cantidades astronómicas de dinero se dirigen hacia complejos instrumentos financieros y estrategias como la titularización2securitización3 y bursitilización4 generarán burbujas especulativas. Los países periféricos como España, Portugal, Grecia, Irlanda han sido partícipes del proceso de financiarización mediante la canalización de ganancias, fondos soberanos, fondos de pensiones y ahorros hacia fondos de inversión que prometían ganancias rápidas y elevadas, pero sin apoyo alguno en la economía real.
  2. La sobreacumulación: sobreproducción y subconsumo. La abundancia de recursos naturales baratos, la sobreoferta de fuerza de trabajo y las cadenas globales de producción generan una enorme capacidad de producción. El soporte básico de la sobreacumulación es la caída real de los salarios. La gran cantidad de mercancías no tienen salida por vía del consumo. Sin embargo, el crédito, logra en primera instancia, dinamizar el consumo, pero pronto cae como consecuencia de la morosidad y la financiarización. La concentración de los sectores productivos en manos de las grandes corporaciones, genera: destrucción de capital, concentración del ingreso y expansión de la pobreza. Y, por otro lado, el atentado contra el medio ambiente da como resultado, devastación, erosión y deterioro en muchos casos irreversibles.
  3. Superexplotación del trabajo y exclusión social. Para el capitalismo, la única crisis es aquella que se da cuando cae la tasa de ganancia, porque implica una crisis del proceso de valorización. Poco importa para el capitalismo, la crisis humanitaria: pobreza, desempleo, hambre, enfermedades..., todo eso, afirman, se resolverá (dicen sus medios de comunicación) cuando vuelvan a florecer los negocios. La superexplotación del trabajo trae aparejada: contención salarial y empobrecimiento familiar, la exposición a riesgos laborales en el trabajo, la amenaza del desempleo y por tanto, la exclusión social. Es decir, las crisis ponen en riesgo la propia existencia de la vida humana en muchos zonas del planeta.
  4. Destrucción de la naturaleza. El principio capitalista de obtener la máxima ganancia en el menor tiempo posible es incompatible con que los recursos renovables se regeneren y destructor para aquellos que no lo son. A la vez, se están dando problemas nada desdeñables como la contaminación, la escasez de algunos recursos vitales como el agua y aún necesarios, como el petróleo y lo más importante, el cambio climático. Se ha roto la relación entre la humanidad y la naturaleza, dadas las actuales relaciones de producción existentes a nivel mundial.
Por todo lo que hemos visto, tanto la crisis de 2008 y la que está por venir, expresan, además de una caída de la economía mundial con un problema de reproducción de la vida humana. Las crisis ponen en almoneda las principales fuentes de riqueza social: la fuerza de trabajo y la naturaleza. Dado que el capitalismo, en su afán depredador, prescinde de las necesidades básicas de la población y de su acceso a los recursos productivos y de subsistencia.
La crisis que llega será sistémica (afectará al propio sistema), será estructural (tiene múltiples dimensiones y niveles) y civilizatoria (rompe la relación social hombre-naturaleza) y además cuestiona los elementos base de la valorización capitalista. Esta explicación está muy lejos de las ideas dominantes que ofrecen una interpretación parcial y poco objetiva: se localiza en el imperio (EE.UU.), sectorizada (sector financiero), cortoplacista (se da en el corto plazo) y fácilmente recuperable (basta con la intervención del Estado para lograr la recuperación). Y, sobre todo, se plantea por los gurús convencionales de la economía que estaremos ante una crisis que encontrará salidas dentro del propio capitalismo por el hecho de que el único agente colectivo con capacidad de respuesta es el gran capital financiero, los Estados centrales, los organismos internacionales y los medios de comunicación (¿a través de la Fox News anunciando el fin de la crisis?).
Las respuestas dadas por los poderes financieros (transferencia de los recursos públicos a las grandes corporaciones financieras e industriales) son insuficientes para resolver las futuras crisis dado que no acometen las causas estructurales de las mismas y no eliminan las causas que llevarían a nuevas crisis cada vez más graves. Si como decíamos líneas arriba, con el tipo de crisis que viene, deberíamos eliminar las causas estructurales, sistémicas y civilizatorias, el problema es que no existe la fuerza social para llevarlo adelante. Los trabajadores desposeídos, los movimientos sociales y los defensores de políticas alternativas estamos dispersos y lo que es peor, carecemos de un proyecto alternativo al neoliberalismo.
La caracterización de la próxima crisis, además de sus componentes financieros, traerá consigo un conjunto de problemas que, por conocidos, no son menos graves:
  1. Crisis laboral. Los países pierden soberanía laboral en favor de las grandes corporaciones. La mayoría de los 3.300 millones de personas empleadas en el mundo no gozaba de un nivel suficiente de seguridad económica, bienestar material e igualdad de oportunidades. Un total de 700 millones de personas viven en situación de pobreza extrema o moderada pese a tener empleo.
  2. Crisis alimentaria. Los intereses de las transnacionales de la alimentación han desmantelado los sistemas de producción tradicionales de los países subdesarrollados lo que ha conducido a la pérdida de soberanía alimentaria. El último informe de la FAO sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado en septiembre de 2.018, señala que 821 millones de personas en el planeta padecen hambre.
  3. Crisis de subsistencia. El 10% de la población mundial vivía con menos de 1,90$ al día en 2.015, en comparación con el 11% en 2.013. Esta proporción es inferior al valor de casi 36% registrado en 1.990. En la actualidad, casi 1.100 millones de personas menos viven en la pobreza, en comparación con 1.990. En 2.015, había 736 millones de personas que vivían con menos de 1,90$ al día, cifra inferior a los 1.850 millones de 1.990.
  4. Crisis ambiental. En 1.970 se extraían de la Tierra cerca de 22 billones de toneladas de materiales primarios, incluidos metales, combustibles fósiles como el carbón, y otros recursos naturales como madera y cereales. En 2.010, esa cifra se disparó hasta los 70 billones de toneladas. El informe de Naciones Unidas asegura que si el mundo continúa usando estos recursos en las cantidades actuales, para el año 2.050 necesitaremos 180 billones de toneladas de materiales cada año, para hacer frente a la demanda. Los países ricos consumen unas 10 veces más materiales que los países más pobres, y el doble de la media mundial. Estos niveles de extracción crean problemas ambientales irresolubles en la mayor parte de los casos.
  5. Crisis energética. El consumo mundial de energía creció rápidamente en 2.018, liderado por el gas natural y las energías renovables. Sin embargo, las emisiones de carbono aumentaron a su tasa más alta durante siete años. El consumo de energía primaria creció a una tasa de 2,9% el pasado año, casi el doble del promedio de los últimos 10 años de 1,5% anual y el más rápido desde 2.010. Por combustible, el crecimiento del consumo de energía fue impulsado por el gas natural, que contribuyó con más del 40% de dicho aumento. Todos los combustibles crecieron más rápido que sus promedios de 10 años, aparte de las energías renovables, aunque las energías renovables aún representaron el segundo incremento más grande en el crecimiento de energía. China, EE. UU. y la India representaron en conjunto más de dos tercios del aumento global de la demanda de energía y el consumo de los EE. UU. se incrementó a su ritmo más rápido de los últimos 30 años
  6. Crisis migratoria. En la actualidad, una gran cantidad de personas vive en un país distinto de aquel donde nacieron, el mayor número hasta ahora. En 2.017, el número de migrantes alcanzó la cifra de 258 millones, frente a los 173 millones de 2.000. Sin embargo, la proporción de migrantes internacionales entre la población mundial es solo ligeramente superior a la registrada en las últimas décadas: un 3,4% en 2.017, en comparación con el 2,8% de 2.000 y el 2,3% de 1.980.
  7. Crisis política. La mundialización conduce por tanto a un entrelazamiento de relaciones de poder, organizadas en lo que podría llamarse una doble regulación contradictoria. Por un lado, los Estados pretenden defender su rango en la escala de potencias nacionales, garantizando al mismo tiempo las condiciones de funcionamiento del capitalismo mundializado. Por otro lado, esos mismos Estados deben conciliar los intereses divergentes de los capitales orientados hacia el mercado mundial con los del tejido de empresas que producen para el mercado interior, y gestionar la conflictividad social interior. Las relaciones de poder económico están estructuradas hoy día en dos ejes: un eje vertical clásico que opone a los Estados nacionales, y un eje horizontal que corresponde a la competencia entre capitales. Las instituciones internacionales funcionan como una especie de sindicato de Estados capitalistas pero no existe hoy ni ultra-imperialismo, ni gobierno mundial. El capitalismo contemporáneo escapa por el contrario a cualquier verdadera regulación y funciona de manera caótica, dividida entre una concurrencia exacerbada y la necesidad de reproducir un marco de funcionamiento común.
  8. Crisis cultural. Hasta la democracia se torna en democracia 2.0, confundiendo un proyecto político fundado en el diálogo, la mediación y la negociación cara a cara, con un mensaje de texto que los pone en línea. Permite votar y sentirse partícipes de la nada. El éxito cultural del neoliberalismo consiste en desvirtuar los proyectos sociales democráticos, emancipadores y de izquierda en una opción dependiente del mercado, los medios de disuasión y desinformación social y la telefonía móvil. Un mundo despolitizado y desideologizado es la mejor garantía para el gobierno de la derecha, que hace posible que proyectos considerados transformadores puedan declamar, como un dogma de fe, no ser ni de derecha ni de izquierda. Todo un éxito del neoliberalismo cultural.
  9. Crisis democrática. La discusión sobre la democracia como sistema político y modelo ideológico de las sociedades modernas nos remite al eterno debate sobre la democracia procedimental (nominal o formal) y la sustantiva (valores). Pareciera que es ahí donde radican buena parte de los problemas que asociamos con la crisis de la democracia. Difícilmente podría tener éxito como sistema político una sociedad que no tenga como valores fundamentales aquellos que sustenten el ideal democrático. Suficientes ejemplos tenemos de sociedades llamadas democráticas que periódicamente efectúan elecciones, pero que presentan un balance muy desfavorable cuando son evaluadas a través de indicadores que miden sus niveles de gobernabilidad. El problema es que la crisis de la democracia ha trascendido lo meramente procedimental: no es la democracia electoral la que por sí sola puede garantizar la credibilidad en el sistema. En realidad, son los valores que subyacen al ejercicio democrático los que le conceden el soporte necesario para resistir las exigencias que, en muchos casos, resultan disímiles o antagónicas en una misma realidad social.
  10. Crisis de la teoría política. La crisis contemporánea también es la crisis del paradigma económico dominante de las dos décadas pasadas. Su pérdida de credibilidad es, desde luego, mucho menos dramática que las consecuencias económicas y sociales de la recesión de 2.008-2.009, pero la ausencia de una construcción alternativa pone en peligro las posibilidades de encontrar una salida a la crisis. En efecto, si la configuración anterior persiste en el campo de las teorías económicas estándar, entonces se incrementa la probabilidad de que las estrategias que estas teorías sugieren nos conduzcan a la repetición de una crisis de la misma índole, aunque aún más grave, debido a que se acumularían nuevos desequilibrios asociados con una reactivación del crédito, ya no privado, sino esencialmente público. La crisis hace que resurja la pertinencia de teorías y de autores que, desde hace mucho, se habían suprimido de casi todos los planes de estudio de los economistas. Sus nombres son Karl Marx, Knut Wicksell, Irving Fisher, Frank Knight, Joseph Schumpeter, John-Maynard Keynes y Hyman Minsky. Sin embargo, cada uno de ellos provee un análisis esclarecedor de una u otra de las características de la crisis contemporánea, ya que todos tienen en común el hecho de hacer explícitas algunas de las relaciones centrales entre moneda, crédito, finanzas y nivel de actividad. A pesar de que la comunidad de los economistas ya no le preste atención, Karl Marx está más vigente que nunca. Las crisis no son exógenas, sino la consecuencia directa de la dinámica impulsada por el capitalismo. El crédito le otorga dinamismo a las fuerzas productivas y simultáneamente convierte las crisis financieras en más probables y graves. Estos últimos constituyen episodios principales en la transformación de las formas de organización económica y sociales... ¡incluso si esto no significa un movimiento irreversible hacia el socialismo! Por último, la fuerza del capitalismo para crear nuevas interdependencias entre espacios económicos promueve la mundialización y el hecho de rebasar los Estados-nación.
CONCLUSIONES
  1. El capitalismo neoliberal es una fuerza que destruye capital, población, naturaleza, infraestructuras, cultura y conocimiento. Su único fin es la de maximizar las ganancias de las transnacionales. Promueve la estrategia de la globalización, la explotación de la fuerza de trabajo barata, la destrucción ambiental, la financiarización de la economía y la militarización de las relaciones internacionales para imponer su modelo.
  2. La población, como consecuencia de la globalización, sufre las consecuencias del desempleo, las migraciones forzadas, pobrezahambre y enfermedades. Las crisis del sistema capitalista son consecuencia de las crisis del sistema financiero, pero también expresan crisis de sobreproducción a la vez que interaccionan con crisis del modelo de civilización. En este último sentido, ponen en cuestión la propia vida humana generando una ruptura en el proceso social humanidad-naturaleza.
  3. La crisis civilizatoria nos sitúa ante una toma de decisión crucial: o seguimos los intereses del capitalismo con todos sus problemas o de una 'puñetera´vez nos enfrentamos a él con alternativas sociales que garanticen la viabilidad del ser humano. La encrucijada no es baladí, la fractura del proceso social impone desafíos hasta ahora desconocidos.
  4. El proceso de concentración del capital, el modelo de acumulación centralizado en muy pocas manos, la innovación tecnológica en los países ricos ha dado lugar a una sistema de civilización que fomenta el desarrollo desigual para los diferentes países. En este sentido, pierde su pretendida validez universal y ni siquiera pueda garantizar la propia existencia humana.
  5. Este modelo de civilización le da al capital una enorme capacidad de dominación que no sólo somete al mundo del trabajo, abarca el control material de la producción y de la reproducción social. Es decir, es un modelo que permite al capitalismo controlar la tecnología, los recursos naturales, la vida, el entorno ecológico, la cultura, el conocimiento, el consumo, el pensamiento... Se basa en una distribución desigual del conocimiento científico-tecnológico, del medio natural, de las transferencias de excedentes, la explotación del mundo laboral, la devastación medio ambiental, la privatización de los recursos naturales, la militarización de las relaciones internacionales y el empobrecimiento humano.
Cualquier alternativa a las sucesivas crisis del modelo neoliberal debe tener en cuenta su carácter sistémico y la catástrofe civilizatoria que provoca:
  1. Es clave, para ello, el desmantelamiento de los controles del capital sobre el poder, la naturaleza, el dinero, el conocimiento, la información y la humanidad. La idea es construir un mundo donde quepamos todos.
  2. En ese sentido, necesitamos construir una alternativa que coloque en el centro el objetivo de mejorar las condiciones materiales de la mayor parte de la población en una relación armónica con la naturaleza.
  3. Es vital, para ello, romper la dependencia del poder político de los poderes financieros. Se necesita fracturar el modelo de acumulación y de poder estructurado por la globalización.
  4. Hay que configurar un sujeto colectivo de transformación social, es decir, construir poder popular que impulse la democracia directa agrupando a todos los sectores que compartan este objetivo. Construyendo un modelo alternativo crítico con cualquier forma de capitalismo.
  5. Reconstruir el Estado en torno al poder popular y con la intervención directa de los movimientos sociales y con la divisa irrenunciable de la democracia directa.
  6. Nacionalizar los grandes medios de producción, y el sistema crediticioSanidad y educación en manos exclusivamente públicas. Creación de entes de comunicación públicos, teniendo como modelo la BBC. En general, promover la intervención estatal en aquellos sectores estratégicos básicos.
  7. Es necesario que los países periféricos recuperen su soberanía económica y política. Hay que intentar construir organismos de integración regional bajo criterios exclusivamente de solidaridad y complementariedad.
  8. Revisión completa del papel de los organismos internacionales: ONU, OMC, etc. Desaparición de los tratados internacionales de libre comercio.
  9. ...
Sólo el socialismo −es decir: sólo una manera de producir desligada del imperativo de la ganancia máxima, gestionada en interés de todos y por todos los que concurren− sólo el socialismo puede permitirse el lujo de buscar la mayor satisfacción al menos coste posible. Sólo él puede romper con la lógica de la máxima ganancia, del máximo derroche, de la máxima producción y el máximo consumo, y sustituirlos por el buen sentido económico: el máximo de satisfacción con el mínimo de gasto (…). La utilización del término socialismo es además impropia. Habría que hablar mejor de comunismo”. Y continúa algunas líneas más adelante: “La misma idea (…) de que la búsqueda de ‘más’ y ‘mejor’ pueda ceder ante la búsqueda de valores extraeconómicos y no mercantiles, esta idea es extraña a la sociedad capitalista. Es, en cambio, esencial al comunismo”
André Gorz
Como habría previsto Marx en 'La ideología alemana'las fuerzas productivas se están convirtiendo en fuerzas destructivas, creando un riesgo de destrucción física para decenas de millones de seres humanos —¡una situación peor que los holocaustos tropicales del siglo XIX estudiados por Mike Davis! […] Los ecologistas se equivocan si piensan que pueden pasar por alto la crítica marxiana del capitalismoUna ecología que no se da cuenta de la relación entre productivismo y lógica de la ganancia está condenada al fracaso… o, peor aún, a la recuperación por el sistema.

Löwy


BIBLIOGRAFÍA


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·        André Gorz. https://vientosur.info/spip.php?article13081

[1] Teoría de las crisis. El concepto de crisis cíclicas es una interpretación, proveniente de las teorías de Karl Marx, de la sucesión de ciclos económicos en el capitalismo, sistema económico que, en la práctica, se caracteriza por sucesivas etapas de crecimiento o desarrollo económico y de crisis económica

[2] Titularización. El banco coge un montón de préstamos, los empaqueta a todos y los trocea en pequeñas partes, para vendérselo a inversores en forma de bono.
[3] Securitización. Es el diseño de una serie de instrumentos financieros que pueden ser bonos de renta fija o variable que se encuentran respaldados por flujos de activos de diferente naturaleza
[4] Bursitilización. Es la creación de un instrumento financiero de deuda respaldado por los flujos de recursos provenientes de un conjunto determinado de activos, existentes o de probable existencia futura

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