La despoblación es un fenómeno
demográfico y territorial, que consiste en la disminución del número de habitantes de un territorio o núcleo con
relación a un período previo. La caída en términos absolutos del número de
habitantes puede ser resultado de un
crecimiento vegetativo negativo (cuando las defunciones superan a los
nacimientos), de un saldo migratorio
negativo (la emigración supera a la inmigración) o de ambos simultáneamente. Por ello, las causas que la explican pueden
ser complejas y exigen análisis profundos para poder realizar un diagnóstico
adecuado.
Los factores económicos desempeñan un papel crucial
en estos procesos de despoblación:
las zonas afectadas por ellos suelen ser áreas económicamente deprimidas,
atrasadas o escasamente dinámicas en relación a otras del mismo país. En
genera, los procesos de despoblación se
han desencadenado en el continente europeo como consecuencia de las altas tasas
migratorias desde estas zonas a los núcleos urbanos en expansión, fenómeno que
fue conocido en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX como el
éxodo rural, por la cuantía que alcanzó y su impacto sobre los lugares de
origen de los emigrantes. Los motivos que llevaron a tantas personas en la mayor parte de los países europeos a emigrar hacia las ciudades tuvieron
que ver con los mayores salarios que
se pagaban en ellas, las mayores
oportunidades laborales, o sus mejores
equipamientos o servicios. En definitiva, la gente emigró por su capacidad
para proporcionar mayores niveles de bienestar material.
Pueden existir fenómenos de despoblación en todos los
ámbitos, incluidas grandes ciudades y espacios densamente poblados. Sin
embargo, cuando afectan a áreas de baja
densidad, desequilibradas en estructura de edades, género y cualificaciones,
que además carecen de un sistema urbano que vertebre su territorio, la perspectiva futura es muy negativa.
Para esas comunidades rurales en declive,
existentes en todo el mapa europeo, la
desertización demográfica es síntoma de graves problemas estructurales que
pueden conducir a su desaparición en breve plazo, esto es, a truncar
proyectos personales y borrar unas comunidades con una larga historia detrás e,
incluso, con una gran potencialidad futura. De manera que su gestión política
es muy difícil de diseñar e implementar, porque además de ser necesario
perfilar estrategias que integren diferentes niveles de gobierno y con sentido
estratégico, exige una ejecución muy virtuosa. Abordar lo urgente e importante,
con un enfoque innovador y discriminatorio, además de ser muy complicado de
llevar a cabo puede generar incomprensión y agravios comparativos en otros
interlocutores políticos y territoriales.
Vicente Pinilla y Luis Antonio Sáez. Centro de
Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales
“Cuando los años se suman, uno empieza a tener noción de que el tiempo
se escapa.”
Mario Benedetti
La demografía
puede definirse como la descripción
estadística de las poblaciones humanas que incluya el análisis cuantitativo y
las previsiones sobre las mismas.
El conocimiento del volumen de una
determinada población y de su composición en función de unas ciertas
características –fundamentalmente, edad y sexo- en un momento dado nos
proporciona una información estática, porque tiene sentido hablar de
la cantidad que existía en determinada fecha, pero no a lo largo de un año. Pero, la población está en continua
evolución, originadas por dos tipos de factores de cambio que inciden sobre
ella: los llamados movimientos vegetativos, condicionados por la dinámica interna
de la propia población, como nacimientos, envejecimiento y defunciones, y los movimientos
migratorios que tienen su base en la dinámica de sus relaciones con
otras poblaciones. Así resulta que la ‘instantánea’ conseguida en el estudio
estático de la población en un momento dado lo que nos refleja en realidad es
el resultado de la actuación de los elementos dinámicos mencionados sobre la
población existente en momentos anteriores.
Los datos
que referimos son los del INE (Estadística del Padrón Continuo) que comienzan en 1996 y tienen la
particularidad de que no hay datos para el año 1.997 y los extendemos hasta
enero de 2017 (a la hora de redactar este informe no estaban disponibles los
datos para 2018). Las dos clasificaciones más importantes que
vamos a usar inicialmente a lo largo de los cuadros y gráficos presentados será
la de grupo de edad y sexo.
Estos datos nos van a permitir elaborar
las correspondientes pirámides de edad,
modo muy adecuado de visibilizar por un lado, la situación estática de la
población en dos instantes (1996 y 2016) de los diferentes grupos de edad y,
por otro, la evolución de la población, en ese período de 20 años, a través de
los movimientos poblacionales en los correspondientes grupos de edad.
Esa
evolución de la población la presentamos luego, año a año, de manera relativa
(población del grupo dividida entre el total de la población de ese año y para cada
grupo de edad) de este modo, tenemos una doble visión de la problemática
poblacional del Concejo: primero, veíamos la evolución global por grupos de
edad, a partir de las dos pirámides de población (1996 y 2016) y, luego, vemos
el movimiento anual de la población en cada grupo de edad. Al final presentamos
un cuadro resumen en el que constamos
las diferencias de población relativa y absoluta al principio y fin del
período para cada grupo de edad y las relacionamos con la coyuntura económica
que se da para cada inflexión de la curva que genera la diferencia de población.
El
problema no era tanto constatar lo evidente, la pérdida de población del
período, sino analizar si además de esa merma poblacional veíamos como evolucionaba la edad media de la población en el Concejo.
Lena ha perdido en estos 21 años referidos, la friolera de 3.045 habitantes
o el 21.25% de la población existente en 1.996 y, además, vemos el
crecimiento de la media de edad de la población, pasando de los 40.8 años de media en 1996 a los 49 años
de media en 2017. Por tanto, el ritmo de envejecimiento es de 8.2 años cada 21 transcurridos.
¿Qué significan estos dos datos? Que, si todo continúa
igual, en los próximos 10 años la
población de Lena habrá caído más de un 10% de la actual y la edad media habrá
aumentado en 4 años Esto es alarmante, ¡no! es gravísimo, dado que estos datos crecerán a lo largo del tiempo.
La población que emigra es la más joven del Concejo, como veremos en el informe
y, por tanto, las consecuencias son demoledoras, más aún cuando no hemos visto
a ningún grupo político presentar una propuesta medianamente coherente para
intentar resolver el problema.
A partir de esta realidad, lo que nos interesa es delimitar geográficamente en que tipo de
entidades se circunscribe el problema. Para ello, recurrimos al Nomenclátor
de Población del Padrón Continuo por unidad
poblacional. Queremos conocer la evolución de
la población parroquia a parroquia y entidad a entidad de población. El primer
problema que se nos plantea es que este Nomenclátor, sólo recoge datos desde el
año 2000, con lo cual no podemos retrotraernos a 1996, sino que ese será el año
desde el iniciemos este análisis.
Inicialmente nos centramos en las parroquias viendo como
ha evolucionado su población en términos absolutos para el período (2000-2017).
Al final presentamos un cuadro/gráfico en el que reflejamos esa variación absoluta de población de cada
parroquia. Los resultados reflejan que en
todas las parroquias del Concejo se ha perdido población con distintas
cifras que oscilan entre pérdidas de 1285 habitantes en La Pola a los 4 en
Tuiza. Así mismo, presentamos un gráfico en el que reflejamos la pérdida
porcentual de población de cada parroquia.
Luego, vemos la proporción hombres/mujeres por parroquia y
como ha evolucionado esta relación a lo largo del tiempo. Como vemos en 2017,
en las parroquias de: Felgueras, Congostinas, Parana, Xomezana, Teyeo, Zurea,
Muñón Fondiru, La Pola, Columbiel.lo, Campumanes, Erías, Chanos de Somerón,
Payares y Carabanzo, hay más mujeres que
hombres (en diferentes proporciones según el gráfico adjunto). Sin embargo,
en las parroquias de: Vil.layana, Sotiel.lo, Castiel.lo, Las Puentes, Tuiza,
Cabezón, Piñera, Muñón Cimiru, Casorvía y Samiguel del Río, hay más hombres que mujeres. La
tendencia natural es que en estas parroquias que, hay más hombres que mujeres, acaben
con más mujeres que hombres por razones de esperanza de vida.
A continuación, analizamos las variaciones poblacionales
(2000-2017) de cada entidad de población (168 en total) del Concejo que
presentamos agrupadas por parroquias. La mayoría de las entidades han sufrido
pérdidas poblacionales, aunque no en todas las entidades (hay 30 entidades que en diferentes parroquias han aumentado su
población). Los crecimientos más importantes de población se sitúan en
Ronzón (de 4 a 10 hab.), El Peridiel.lu (de 10 a 18 hab.), Bendueños (de 1 a
13), La Campa (de 8 a 14) y Vil.lar en Payares (de 1 a 6 hab.), el Quempu en
Tuiza (de 2 a 7 hab.).
También hemos analizado como se ha modificado la
concentración de la población de 2000 a 2017. Para lo cual hemos agrupado a las entidades en función de su
número de habitantes: entidades de cero habitantes; de 1 a 10; de 11 a 25;
de 26 a 50; de 51 a 100; de 101 a 500 y entidades mayores de 500 habitantes. A
lo largo del período la población se ha concentrado en las poblaciones mayores
de 500 hab., se ha pasado de tener el 73% en el año 2000 al 78% en 2017; las de
101 a 500, han pasado del 9 al 8%; las de 51 a 100, del 8 al 6%; las de 26 a
50, del 4 al 3%; las de 11 a 25, del 4 al 3% y el resto permanecen igual. Es
decir, todas las entidades de entre 11 y
500 habitantes han disminuido su población en el período para concentrarse
en las entidades mayores de 501
habitantes.
A estas alturas de exposición es relevante preguntarse: ¿dónde se ha ido la población que ha
perdido el Concejo de Lena en este período?
Hay un dato preocupante y es que el
crecimiento de la población de Lena que emigra al extranjero crece
constantemente, aún a pesar de que cada vez haya menos población y, lo que es
más grave, esta cifra sigue incrementándose a pesar de que el PIB regional y
nacional esté creciendo desde 2013. Debemos
aclarar, por tanto, que las ‘salidas al
extranjero’ son estructurales y que se deben principalmente a problemas
económicos. La gente sale a ‘ganarse la
vida’, no de vacaciones, como afirmó la ministra (con minúscula) de
Trabajo, porque aquí no encuentra modo. En
2009, la población de Lena en el
extranjero, representaba el 5.5% del total (705 personas) y en 2017, eran 967 personas para un 8.5% de
la población del Concejo.
Si analizamos las relaciones del desempleo y la emigración al extranjero con
el total de la población. Vemos que aún cuando incluso el desempleo desciende, la emigración no se frena, esto sólo puede
implicar que tan traída creación de empleo con el ‘cacareado’ crecimiento económico no sólo
no han llegado a Lena, sino que
incluso, yo me atrevería a decir que tan
poco es real (ya explicaremos esto más adelante). De momento no se detecta un retorno de los emigrados (al
contrario, aumenta) y esto sólo puede significar que el empleo que se crea es
precario y estacional, lo que no da pie al regreso al terruño o al menos a
Asturias.
DESEMPLEO
“El descenso de los precios, al paliar la ventaja conseguida por los
capitalistas mediante la reducción de los costes, provocará la reaparición del
paro y la subutilización del equipo concomitante.”
Michał Kalecki
En primer
lugar, afirmar una obviedad, el
desempleo en Lena crece cuando el PIB regional decrece y decrece cuando cae el
PIB. Los datos que referiremos son, en todo el período, los de los meses de
Enero de cada año. En enero de 2013 se
alcanzó en Lena la mayor cifra de
desempleados (1.114) y la más baja se refiere a enero de 2018, con 787 desempleados. Sin
embargo, la ‘recuperación económica’ aún está lejos de que el desempleo
revierta a las cifras anteriores a la crisis.
Si
analizamos las cifras de población y las de la encuesta de población activa que,
veremos más adelante en el informe, las
verdaderas causas de la mejoría en el empleo en Lena no se debe a la
recuperación económica sino que hay que relacionarla con el cambio de normativa estadística que
define el desempleo, a la pérdida de
población en el período y a la
emigración de los jóvenes.
De los datos
estadísticos obtenidos, deducimos que el
desempleo afecta más a los hombres que a las mujeres en épocas de crisis y en épocas de bonanza sucede lo contrario.
Para los varones mayores de 45 años,
el desempleo crece desde antes de la crisis y aunque mejora ligeramente en
2016, podemos afirmar que este grupo de edad está siendo desplazado sistemáticamente del mercado de trabajo. Para los varones menores de 25 años, la
situación económica es muy poco relevante, crece el desempleo hasta 2012 para
en plena crisis recuperarse hasta 2018; esto pone de manifiesto que este descenso no se debe a razones
económicas, la verdadera causa está en la emigración de los varones de este
grupo de edad. Para los varones de entre
25 y 44 años, la situación económica es la que determina la caída o
recuperación del empleo.
En el caso de las mujeres de entre 25 y 44 años, el desempleo está sujeto a los vaivenes de la situación
económica, pero en menor medida que en el caso de los hombres (la curva es más
‘plana’). Para las mujeres mayores de 45
años, sucede lo mismo que con los hombres, las de de este grupo de edad
están siendo sistemáticamente del mercado de trabajo. Para las menores de 25 años, la situación
económica es intrascendente, en plena crisis empezar a descender el desempleo y
que como en el caso de los hombres, se
debe más a razones de emigración que
no a la creación de puestos de trabajo.
La coyuntura económica afecta
más a los desempleados del sector
servicios y a los de la
construcción. Para la industria y la
agricultura, la coyuntura económica tiene poca o ninguna relevancia,
esto se debe a que apenas hay
demandantes de empleo en estos sectores. Apenas hay nuevas personas que se incorporen al mercado
laboral, menos de 100 personas anuales, esto implica lo que ya hemos reiterado: hay muy pocos jóvenes en el
Concejo como consecuencia del envejecimiento
de la población y la emigración.
Respecto de los contratos
de trabajo que se firman en Lena, su número crece entre 2006 y 2008, caen
al caer la economía hasta 2012, más tarde crece su número hasta 2015, para volver a caer hasta 2017. Sin
embargo, el desempleo decrece desde 2013. ¿Cómo es posible que caiga el
desempleo cuando se firman menos contratos de trabajo? Todo se debe a un burdo
maquillaje estadístico (recuérdese de que desde 2013, basta con trabajar
una hora en la semana en la que se recogen los datos estadísticos del
desempleo, para ser ‘sacado’ de las listas del desempleo). Esta parece ser una
poderosa razón para entender porque desde
2015, cae el número de contratos y también lo hace el desempleo (lo cuál
inicialmente sería contradictorio). Podría argumentarse que han crecido los
contratos indefinidos y por tanto, caería el desempleo, sin embargo, como
podemos comprobar el número de contratos
fijos, lejos de crecer, se mantienen o cae.
Los contratos indefinidos en el período es
menor del 10%, es decir, la mayoría
de contratos son temporales. En los meses que se firman más contratos son los de enero, julio y
octubre. El sector que más contratos
ofrece es el sector servicios (ha
crecido en 23 puntos en el período 2006-2017). Desciende en el período el
número de contratos en la construcción (ha perdido un 23%). Los contratos
que se ofrecen en la industria son
aproximadamente los mismos cada año. En
la agricultura no hay apenas contratos.
Si
analizamos la población según el mercado
de trabajo, vemos que la población
en edad de trabajar, ha caído 3
puntos en el período; la población
activa ha crecido en casi 4 puntos; la población inactiva ha caído
en 7 puntos. Si consideramos
el desempleo, población ocupada y población inactiva, respecto de la población en edad de trabajar,
vemos que el número de desempleados ha
crecido 6 puntos, la población
inactiva ha caído 9 puntos y por tanto, la población ocupada ha crecido en casi 3 puntos.
En términos
absolutos, los componentes de la encuesta de población activa se han comportado
en el período: los menores de 16 años
han caído en 121 (menos nacimientos, aunque relativamente pasan del 9 al
10%); los mayores de 65 años,
también han descendido en 121 personas
(aunque relativamente aumentan del 23 al 26%); los desempleados han crecido en 324 personas (pasan del 5 al 8%);
se han perdido en el período 589 empleos
(caía de la población ocupada, relativamente continúan igual) y lo más
relevante es la pérdida de 1324 personas
de la población inactiva (prejubilados, estudiantes, amas de casa,
minusválidos, etc.) aquí es dónde hay que situar la pérdida de población (para
un total de 1831 habitantes perdidos en el período, esta rúbrica representa el
72,3% de la reducción de la población)
Es en estos
últimos datos dónde se encuentra la solución al enigma de cómo en realidad, la
situación del empleo no ha mejorado en Lena. En los datos que mostramos se pone
claramente de manifiesto varias cuestiones: primero, el desempleo lejos de reducirse ha aumentado en 324 personas; segundo, en 2017 había 958 personas de Lena en el extranjero (tristemente
las mejor formadas) y tercero, se han
ido de Lena en el período 1324 personas inactivas (bastantes de ellas al
extranjero). Y, además, por si los datos anteriores no fueran lo
suficientemente alarmantes, está el hecho que determina la actual situación,
cuál es la pérdida de 589 empleos en el período.
El enlace
al informe completo es:
POSDATA.-
Estamos ante un panorama actual desolador pero, ante un futuro aún más dramático. La caída
real del empleo, la pérdida de población joven que pudiera incorporarse en el
futuro al mercado de trabajo, el envejecimiento y, como consecuencia, un
crecimiento vegetativo negativo (más muertes que nacimientos) y, por fin, un
saldo migratorio muy desfavorable (salen muchas más personas que entran).
Y, entretanto, las fuerzas políticas locales, igual que
las regionales o nacionales, plantean soluciones que no sólo no funcionan, sino
que consumen los pocos recursos económicos disponibles en quimeras como los
polígonos industriales. A lo largo de estos años de fuertes inversiones de
Fondos Mineros esas políticas se han demostrado ineficaces y caldo cultivo para
‘rapiñar subvenciones’ y ‘colocar a inanes’ al frente de proyectos que nacieron
muertos antes de empezar.
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