¿Pagar
la cuenta? ¡Que costumbre tan absurda!
Groucho
Marx
El precio que tenemos que pagar por
el dinero se paga en libertad
Robert
Louis Stevenson
En esta
crisis que todo lo envuelve, resplandece con luz propia la formación -sin duda
premeditada- de una inmensa deuda, por parte de las entidades financieras privadas.
El proceso es siempre el mismo: se aumenta de manera incontrolada la concesión
de créditos a particulares y pequeños negocios que, se sabían que eran
insolventes, para de este modo, aumentar los niveles de endeudamiento. El
capital que se presta, es evidentemente capital ficticio1, porque se
crea de la nada (no se corresponde con un aumento adecuado en la economía real)
pero la deuda si es real y se utilizará como arma para dominar a la clase
trabajadora.
Los
bancos son demasiado grandes para que los estados los dejen caer y de este modo
fuerzan a los gobiernos a ser rescatados. Esta situación deriva en que los
países entreguen su soberanía a cambio de la financiación de una deuda que no
es suya.
A
continuación, los gobiernos nos cuentan que están intentando combatir la deuda,
en realidad, lo que están haciendo es creando más deuda (rescates a entidades financieras quebradas, inyectando
liquidez a bancos y grandes empresas, reducciones fiscales a los grandes
patrimonios, permisividad ante el fraude, no cobrando las deudas de los clubes
de fútbol, etc.). La nueva deuda aún te someterá más, lo de menos es que tú no
seas el culpable ni de la actual ni de las
anteriores deudas, al final la factura irá a la ‘cuenta’ del trabajador.
Ellos crean las deudas, nos someten y nosotros se la pagamos sin rechistar.
Anotaciones sobre los
próximos presupuestos
Es
necesario que veamos, sin entrar en más análisis, algunos de los datos que se
deducen del Presupuesto que Rajoy ha presentado para 2013:
- El pago de los intereses de la deuda, en el próximo
ejercicio presupuestario, es un 33,8% mayor que en el ejercicio 2012.
- El 50% de todo el presupuesto de gastos del Estado se
dedica a pagar los intereses de la deuda.
- La deuda pública, que en 2007 era del 36% del PIB,
será a finales de 2013 del 91% del PIB. Lo que traducido en montante económico
supone una diferencia de 650.000 millones de euros ¿en que se han gastado? El
80% de la deuda pública se debe al rescate de la banca.
- Reducción de más del 6% en prestaciones por
desempleo. Si, como los últimos datos confirman, el desempleo sigue aumentando,
significa que hay menos dinero que antes para más parados, luego algunos se
quedarán sin nada.
-
Se reduce la parte dedicada a educación en un 17%.
-
También se reduce el presupuesto de sanidad en un
23%
-
Los servicios públicos se recortan en un 25%
-
…
Esta
es la realidad, se decore como se decore.
¿Por qué la deuda
pública subirá 16 puntos del PIB en este período?
El
déficit público está unido, indefectiblemente, al incremento de la deuda.
Cuando los gastos son mayores que los ingresos, el Estado ha de acudir a los mercados
financieros para solicitar créditos que cubran ese desfase. Por lo tanto, si se
conoce el déficit se puede deducir la evolución futura de la deuda. Pero, esto
para España no vale. En el ejercicio 2012, la deuda crecerá en 16 puntos, por
razones que no sólo se deben al déficit del Estado, más de la mitad de esos
160.000 millones de euros (16% del PIB) se explica por distintos factores:
- 40.000 millones de euros para el Fondo de
Reestructuración Bancaria (ayudas a la banca)
- 27.800 millones de euros del plan de pago a
proveedores para saldar la deuda de comunidades y ayuntamientos.
- 11.700 millones de euros es la participación
española en los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda.
- 3.200 millones para el fondo de amortización del
déficit eléctrico.
- Otros de menor cuantía que en total suman unos 2.000
millones de euros.
En
total el conjunto de estas partidas ajenas al déficit público suponen un monto
de 85.000 millones de euros que si le añadimos los 75.000 millones de euros
debidos al déficit público, nos daría los 160.000 millones de euros (16% del
PIB) a los que hacíamos mención anteriormente.
Esta
subida de 16 puntos en un solo ejercicio no tiene precedentes en toda la
historia económica del país.
La farsa de la deuda
pública
Imaginemos
por un momento que no estuviésemos en eurozona, tal y como es la situación de
Reino Unido o Suecia, etc., y pudiéramos llevar a cabo las pertinentes políticas
monetarias, inmediatamente veríamos que la monetización de la deuda hubiese
supuesto una ganancia neta para nuestro país muy superior a todas las ayudas
recibidas de Europa en todo el tiempo que pertenecemos a la UE.
Eduardo Garzón pone de
manifiesto en su artículo ‘Situación de las arcas públicas si el
estado español no pagara intereses de deuda pública’ (http://lacebolla.es/?p=9812), lo que
hubiese ocurrido si hubiésemos estado fuera de la eurozona:
- El
conjunto de fondos que el Estado español ha tenido que conseguir en los
mercados financieros (principal e intereses) desde el año 1987 ha sido del 87%
del actual PIB (unos 870.000 millones de euros)
- Si
el Estado español hubiera podido monetizar su deuda las necesidades de capital
hubiesen sido del 14% del PIB, es decir unos 140.000 millones de euros.
La eurozona, con su banco
central europeo incapacitado legalmente para prestar directamente a los estados
y la imposibilidad de los mismos para poder emitir moneda, ha supuesto para
España, la friolera de 730.000 millones de euros, es decir, un 72% del PIB. Si
tenemos en cuenta que la deuda pública de España a finales de 2012 será un 86%
del PIB, el estudio de Eduardo Garzón
pone de manifiesto que sin pertenecer a la eurozona tendríamos una deuda pública
de aproximadamente el 14%. O sea, en vez de tener una deuda de 140.000 millones
de euros tenemos una deuda de 850.000 millones de euros. Pero, ¿Por qué? ¿Quiénes
se han beneficiado de esta situación?
Razones internas para que España no controle su deuda
Líneas arriba, poníamos de
manifiesto lo que hubiese sucedido con la deuda si no hubiésemos pertenecido todos
estos años a la eurozona. Lo que nos proponemos ahora es encontrar los
elementos de política económica que han propiciado situación en la que
actualmente estamos.
Las razones habría que
encontrarlas en un conjunto de despropósitos en los que tanto monta el PSOE
como el PP:
- La
principal causa, la encontramos por el lado de los ingresos, en el modelo
fiscal regresivo que ambas administraciones (PP-PSOE) nos han recetado. No hace
falta ser un experto en finanzas públicas para ver la diferencia en tratamiento
fiscal en las rentas que proceden del capital y las del trabajo, evidentemente,
siempre a favor de las del capital.
- Por
el lado del gasto, lo que más ha propiciado el crecimiento de la deuda ha sido
el aumento del gasto publico a través de las subvenciones a grandes empresas y
fundamentalmente los rescates bancarios. Esta partida no es baladí, a finales
de 2012 será de alrededor del 18% del PIB (más de 180.000 millones)
- Otra
de las fuentes de aumento de la deuda la encontramos en los elevados tipos de
interés que pagamos por el servicio de la deuda y como consecuencia del sistema
de préstamos del BCE, al que hacíamos mención líneas arriba.
- Una
fuente clave y a la que apenas se hace mención, es la derivada del fraude
fiscal. Concepto por el cual el Estado deja de ingresar alrededor del 60.000
millones de euros.
Las políticas que nos han
llevado a esta situación supondrán en todo el período que consideramos
(2008-2012) han tenido un coste para el Estado no inferior a los 350.000
millones de euros. Pero, ¿podría haberse evitado toda esa sangría de varios
cientos de miles de millones de euros? Sí, simplemente adoptando políticas que
por un lado, obligasen a una tributación más justa de las rentas del capital y
el freno al fraude fiscal (consentido las más de las veces) y por otro, no
haber financiado los desmanes cometidos por la banca y grandes empresas. De
este modo, sin medidas revolucionarias, se hubiesen minimizado de manera
ostensible los 350.000 millones a los que hacíamos mención.
Razones externas que impiden el control de la deuda
La creación de la UE trajo
aparejados multitud de problemas que implicaban mayores necesidades financieras
para los países menos desarrollados:
- Al
no existir en la zona euro un presupuesto que permitiera compensar las
diferencias en las condiciones de vida y productividades de todos los países
que la integran, quedan al descubierto las grandes asimetrías existentes, generándose
una especial debilidad estructural y financiera de los países periféricos.
- La
existencia de la moneda única, al impedir devaluaciones competitivas, genera en
la periferia de la eurozona fuertes desequilibrios en la balanza de pagos lo
que se traduce en mayores necesidades financieras.
- Como
decíamos líneas arriba, el BCE no presta directamente a los Estados, lo que propicia
un mecanismo de monopolio del crédito a través de las entidades financieras
privadas, encareciendo las necesidades dinerarias de cada país.
- Los
propios tratados que regulan las cuantías máximas de déficit y deuda, llevan a
la obligación de practicar recortes a las políticas sociales, privatizaciones
de servicios públicos, aumento de impuestos indirectos que perjudican a los
menos favorecidos económicamente. Por otro lado, la espiral generada por la
austeridad trae consigo una reducción de ingresos públicos que redunda en que
los países necesiten cada vez más dinero.
- Por
otro lado, el inmenso empréstito facilitado a España en los años precedentes,
que inflaron la burbuja inmobiliaria y que no fue aprovechado para la creación
de bienes y servicios para los ciudadanos. Los bancos contribuyeron a facilitar
créditos a personas y empresas que se sabían eran insolventes con el único fin
de incrementar los niveles de endeudamiento (sabían que ‘papá Estado’ acudiría
a avalar la catarata de insolvencias que este tipo de préstamos aparejaba)
- La
tragedia que supone el montaje que han hecho a los países del sur de Europa las
agencias de calificación y los fondos especuladores de las deudas soberanas.
Recuérdese que Reino Unido, tiene una deuda y un déficit mayores que España y
sin embargo se financia 4 veces más barato que España. Mientras una empresa
alemana se financia al 1%, una española que compita con ella en el mismo sector,
se está financiado al 6%.
En general, estos aspectos
a los que hacemos mención han forzado aún más, si esto fuera posible, a que el
estado tenga cada vez más necesidades financieras y por tanto, sean un conjunto
de un conjunto de elementos fundamentales que explica por sí mismos la expansión
de la deuda.
Los beneficiarios
Cuando se creó la
eurozona, los países que la constituían delegaron en el BCE (Banco Central
Europeo) la capacidad de imprimir dinero y comprar deuda pública.
Antes, cuando no
pertenecíamos a la eurozona, cuando un Estado tenía que hacer frente a una
emisión de deuda a unos intereses altísimos, el banco central del país en
cuestión, compraba bonos de manera masiva y así bajaba los intereses que su
país debía pagar por la adquisición de esos capitales.
Alguien podría pensar que
el papel de los bancos centrales de los países implicados en la eurozona podría
hacerlo el BCE. Sin embargo, nuestro gozo en un pozo, el BCE imprime dinero
pero no puede prestar al estado español, esos préstamos o compras masivas de
deuda pública, tiene que hacerlas a través de la banca privada, dada la
legislación europea que regula al Banco Central Europeo.
El BCE presta a los bancos
de los países a un tipo de interés menor del 1%. Esta banca privada que no
suscribe préstamos, que no financia la economía real, etc., ¿cómo consigue entonces sus ingresos? Naturalmente,
comprando deuda de los países en dificultades que para conseguir financiación,
están dispuestos a pagar altos tipos de interés. En el caso de España el 6% (
en algunos momentos hasta el 7%), es decir, que el Banco de Santander, por
ejemplo, recibe un préstamo de 10.000 millones de euros al 1% y suscribe deuda
pública española al 6%, luego en esa simple operación, sin ni siquiera tener
que trabajar para conseguirla, ganaría 500 millones de euros anuales durante 10
años (si hubiese suscrito bonos a 10 años) lo que hace un total de 5.000
millones de euros de ganancia, por ese
solo negocio.
Está claro entonces que el
establecimiento del BCE con ese mandato, no es más que un instrumento al
servicio de la banca privada y en contra de los estados que son los que han
creado el monstruo. ¡Sí! Españolito de a pié, financias a la banca por dos
vías:
- Una,
cuando el BCE presta a los bancos para que compren deuda pública de tu país y
- Dos,
cuando a los bancos les va mal, entonces tu país los financia directamente,
para lo que pide créditos (rescates) que generan deudas y…,
El ciclo se repetirá una y
otra vez, dado que la banca privada tiene una deuda de tal magnitud (se especula -los datos que se poseen son
indirectos- que adeuda alrededor de un 1 billón de euros) que es evidente que
no va a pagar ¿Quién lo hará entonces? La pregunta es idiota, si no has leído
todo lo anterior.
¿Podemos escapar de la dictadura de la deuda?
Hemos puesto de manifiesto
que una gran parte de la deuda ha ido a financiar a bancos y grandes empresas.
Otra parte, no la de mayor cuantía, se ha dirigido a obras consideradas a todas
luces innecesarias. El propio servicio de la deuda con altos intereses tiene
una repercusión importante. Aunque, el factor que más ha influido en el
crecimiento de la deuda es la inexistencia de una política monetaria que ha
impedido, nuestra pertenencia a la eurozona.
A pesar de todo lo
anterior, ¿seríamos capaces de escapar de la dictadura de la deuda?
Es posible, pero pasando
inexorablemente por un rechazo de la deuda, a la vez que implementamos un
conjunto de medidas que cierren la herida por la que crece la sangría de la
deuda: régimen fiscal progresivo; gravamen de
las rentas del capital en la misma medida que las del trabajo; un modelo
de gasto que beneficie más a los que menos tienen; nacionalización de la banca
bajo control de la sociedad; control de capitales impidiendo su salida.
Pero, ¿cómo actuamos
respecto de la deuda? ¿declaramos un impago en base a una negociación con los
acreedores? No es lo mismo que la reestructuración de la deuda la defina el
acreedor o que se haga por iniciativa propia. En caso de que o haga el
acreedor, en realidad lo que se pretende es ampliar los plazos de pago de la
deuda, con lo que la explotación subyacente no la frenamos. Si la hiciésemos a
iniciativa propia, se liberarían los recursos destinadas a pagarla, lo que
permitiría invertir en bienes y servicios sociales prioritarios.
Sólo si el impago de la
deuda alcanzase un fuerte consenso entre la población podrían soportarse los
futuros inconvenientes que esta decisión traería, fundamentalmente, el bloqueo
financiero internacional temporal.
La solución que
proponemos, no es una reestructuración parcial de la deuda, ni una modificación
de condiciones (intereses, plazos de devolución), de lo que hablamos es de
impago total:
- Es
decir, proponemos la quita total de toda la deuda ilegítima más la odiosa2. Con lo cuál sólo asumiríamos la
parte de deuda considerada legítima después de una auditoría ciudadana y de
haber consensuado la cuantía real de nuestra deuda.
- En
el caso de los pequeños ahorradores, no más de 30.000€, verían salvaguardada su
inversión.
Todo esto debería de ir
acompañado de nuestra salida de la eurozona (por decisión propia) y recuperar
así nuestra capacidad de ejercer la política monetaria más adecuada para
nuestro país. No olvidemos que el período de default es el comienzo de una
nueva economía.
Debemos frenar el
mecanismo de socialización de pérdidas y privatización de beneficios de la
banca con la impostura y colaboración del Gobierno de turno. Y, es necesario
para ello, reunir al conjunto de la población en torno a la ilegitimidad de la
deuda, para frenar la sinrazón de lo que está ocurriendo.
Esto es lo que está pasando aquí y ahora, en Cataluña y en el resto de
España. Que un puñado de bandidos financieros, de dentro, pero sobre todo de
fuera, están decidiendo que la mayoría tenemos que ser mas pobres para ser
ellos cada vez más ricos.
A. Lozano
Notas.-
1 La
expresión capital ficticio fue introducida por Marx para designar aquellos
activos financieros cuyo valor no se corresponde con algún capital real; el
caso paradigmático son los títulos públicos. Es que cuando un gobierno emite
títulos para cubrir sus gastos corrientes, el dinero que recoge no entra en
algún circuito de valorización, y por lo tanto no es capital. Por eso Marx
destaca que el precio del título no representa capital, o valor en proceso de
valorización. Un pagaré o un bono del Estado solo dan a su propietario el
derecho a participar de una parte de la plusvalía, bajo la forma de los
impuestos que recaude el gobierno. Por otra parte, los valores de los títulos
públicos pueden modificarse, según las oscilaciones de la tasa de interés, o
según varíe la confianza en que el Estado podrá hacer frente a sus
obligaciones. Estos cambios en los valores pueden, por lo tanto, no tener una
relación directa con la acumulación del capital. Por ejemplo, la suba de los
títulos del Tesoro de EEUU, desde mediados de la década de 1980, estuvo
vinculada a la caída progresiva de la tasa de interés, a lo largo de casi tres
décadas. La demanda internacional de los títulos -EEUU es considerado un
refugio seguro para los capitales líquidos- explica en buena medida la caída de
la tasa. Pero ese aumento del stock de títulos no tuvo como contrapartida un
incremento del capital real.
Rolando Astarita
2 Buena parte de la deuda pública emitida por la Administración Central del
Estado no corresponde a las necesidades operativas del Estado, sino a otras
causas. Por ello considero que esta deuda es una "deuda
ilegítima" ya que no se destina a sufragar gastos operativos
corrientes, sino a ser nuevamente prestados a terceros.
Esta "deuda ilegítima", que se inicia en 2008, asciende en
la actualidad a 120.000 millones de euros, aproximadamente un 12% del PIB.
De esta cantidad, se pueden identificar unos 45.000 millones de euros para
el saneamiento del sector bancario.
La carga financiera de esta "deuda ilegítima" supone el
pago de más de 5.000 millones de euros al año, un 0,5% del PIB.
En años sucesivos si el principal de la deuda va en aumento y los intereses
siguen subiendo, el pago de esta deuda podría llegar al 1% del PIB.
El autor aclara que en su informe
sólo ha analizado la deuda de la Administración Central del Estado,
dejando sin evaluar la deuda de las Comunidades Autónomas y de las Entidades
Locales.
Agustín G. Turiel, Inspector de
Hacienda e Interventor del Estado.
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