jueves, 18 de octubre de 2012

Sólo el abandono de la eurozona, nos permitirá respirar


Lorenzo Rivilla (lorenzo.rivilla@gmail.com

 “Por supuesto que es lucha de clases y mi clase va ganando”
Warren Buffet (uno de los hombres más ricos del mundo)

Es curioso que la UE diera, casi inmediatamente a su presentación, su visto bueno a los Presupuestos Generales del Estado español, ¿por qué? A mi juicio sólo hay una razón de peso: Bruselas sabe que con más austeridad es imposible cumplir los objetivos de déficit, su único fin es que los bancos españoles paguen sus deudas a los bancos del resto de la UE, principalmente a los alemanes, y una vez consolidada la ruina del estado español (cada vez más deuda y prácticamente impagable por una economía en recesión), lanzarse al asalto de las futuras privatizaciones que se van a dar en España como consecuencia de las propias políticas que ellos mismos nos recetan.

Se viene ignorando, evidentemente, de manera interesada, los últimos datos de la Contabilidad Nacional. Esta, pone de manifiesto inequívocamente que la caída del PIB respecto de los años 2010 y 2011 era mayor de lo hasta ahora se suponía. ¿Qué significa esto? Que para un menor PIB final, con un déficit igual, la relación entre ambos: déficit/PIB, crece. Es decir, que el porcentaje de déficit del Estado español es mayor y, por lo tanto, estamos en peor situación de lo que se nos ha dicho hasta ahora.

La realidad de la crisis en España es que la recesión se agrava con mayor rapidez de la prevista, esto dicen los datos económicos recogidos de la propia Contabilidad Nacional y de ellos, tampoco se desprende ni un atisbo siquiera, de recuperación.

Los datos más graves son los que se refieren a la demanda interna (la que tiene que ver con el consumo, la inversión de las empresas y el sector público de la economía) ha caído un 3,9% en tasa interanual frente al 3,2% del trimestre anterior. Esto significa, primero que estamos peor que en el anterior trimestre y, en términos absolutos que la demanda interna tira hacia abajo de la tasa de crecimiento: a menor gasto se crece menos o definitivamente como ocurre, se decrece.

Si bien hay un dato relativamente positivo que es el que se refiere a la demanda externa (exportaciones menos importaciones) que es positiva, aunque estancada en el 2,6%. Es decir, las exportaciones no consiguen crecer lo suficiente para poder ser el motor de la economía española.



¿Por qué cae la demanda interna?

En primer lugar, nos centraremos en el componente principal que es la caída del consumo. El elemento que en mayor medida condiciona el consumo es la bajada del empleo, en este sentido indicar que según las cifras de la Contabilidad Nacional se han perdido 800.000 puestos de trabajo en el último año.

Si además, se le añade que el incremento de la inflación es mayor que el incremento de los salarios, nos encontramos con una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores que evidentemente, condicionarán a la baja el consumo. Si añadimos la bajada de salarios de los empleados públicos, la caída del consumo es aún grave.

Es decir, en primera instancia podremos concluir que con la caída del empleo y los recortes salariales, el principal componente de la demanda interna que es el consumo privado, se vea perjudicado a niveles no conocidos en las últimas décadas.

El segundo componente de la demanda interna es la inversión que realizan las empresas y aquí los datos son aún peores que los consignados anteriormente. La inversión ha caído hasta el -9,4% del PIB y lo que es peor, sin posibilidades de que esto cambie.

La evolución del gasto de la AA. PP., tercer componente de la demanda interna y que para variar, también es negativo (-3%). En épocas de crisis se espera del Estado que compense la falta de inversión privada…, pero ni esto se está haciendo, antes al contrario, se está reduciendo gasto e inversión pública.

Las consecuencias son la caída de la demanda interna de manera sostenida y si, la demanda externa no la contiene (lo que como hemos visto no sucede) cae la economía del país. Estas son en síntesis, las razones estructurales por las que la economía española no puede remontar la crisis.

¿Qué soluciones tiene el Gobierno Rajoy?

En primer lugar, dejar claro, que los gobiernos en España desde la entrada en la eurozona no tienen política económica propia y seguramente, tampoco quieran tenerla. Así que la política económica es la misma la gestione quien la gestione: sea el PSOE o el PP. Desde antes de la crisis se han entregado a la UE los instrumentos de la economía que permitían hacer las cosas de otro modo.

No existe la posibilidad de emplear políticas monetarias que ayuden a las exportaciones con devaluaciones controladas. Y por último, en España, y como consecuencia de cómo entramos en la UE, se desmanteló el tejido industrial, servicios y el sector agroalimentario de modo que ahora, apenas sea posible el fomento de estas actividades, dado que nuestras empresas desaparecieron o fueron absorbidas por multinacionales extranjeras.

Así que el único margen que tiene el Gobierno es actuar a través de la política fiscal y esta también está controlada por Bruselas, recordemos que hay fijados unos objetivos de déficit del 3% y un máximo de deuda del 60%, lo que condiciona casi cualquier posibilidad de realizar políticas activas de gasto público. Por tanto, este Gobierno y los sucesivos que los sustituyan estarán retenidos por estas disposiciones. Y además, el problema que tiene España es que ese objetivo de déficit, ha de conseguirse en un plazo muy breve, lo cual  hace la situación insostenible.

Es decir, si el Gobierno hiciera unas políticas expansivas de gasto, aumentaría el déficit y la deuda y sería imposible cumplir el objetivo fijado y sí, por el contrario, cumple el objetivo marcado, nos encontraremos con una economía en recesión que destruye todo el tejido productivo.

Es verdad, que dentro de la política fiscal habría ciertas posibilidades de no dañar únicamente a las clases más populares, pero esas medidas no remediarían los problemas estructurales que tiene la economía española y por tanto, NO HAY ALTERNATIVAS en la tesitura en la que nos encontramos: o recuperamos la capacidad que como Estado tendríamos estando fuera de la eurozona, o el porvenir de España será como el de Grecia.

¡El rescate nos salvará!, o, ¿puede qué no?

Reiteradamente se nos viene contando la milonga: “el nuevo rescate no traerá más recortes”...

Los hechos marcan la realidad, independientemente de lo que nos quieran hacer ver. España lleva aplicando ajustes y recortes en la misma medida y escala que las economías rescatadas (Irlanda, Portugal y Grecia). En ese contexto, el futuro rescate, viene cargado con tantas y más ‘podas’ que las que se han practicado en los países intervenidos.

Pero además, nuestro país presenta una singularidad respecto a los anteriores y es que en el mismo año, se van a practicar dos rescates: uno a la banca y otro al conjunto de la economía. Así pues, cada uno de ellos traerá aparejado su correspondiente contrato de recortes.

Un doble ajuste, además de los ya practicados en una economía en recesión (caída del PIB del 1,3% según el FMI), un 25% de desempleo, etc. ¿Qué nos indica esto?:

1.    España, no puede dados sus males estructurales, salir de la crisis con estas políticas.
2.   ¿Para cuándo el tercer rescate? Todavía no se ha solicitado el segundo rescate y es obvio que no será suficiente y que habrá que tomar nuevas medidas.
3.    ¿Hará caer España al euro?

Y mientras se produce la debacle (estamos al borde de ella), las recetas que nos impondrán a cuenta del rescate-país serán de este tenor (lo recomienda así el BCE):

1.    Flexibilidad en la determinación de los salarios.
2.    Suprimir mecanismos que liguen salarios a inflación.
3.    Reducción del salario mínimo.
4.    Permitir la negociación salarial empresa a empresa.
5.    Privatizaciones del sector público de la economía
6.    Despidos en las Administraciones Públicas y no sólo, no-renovaciones.
7.  Apertura a la competencia internacional, es decir, preparar el camino para regalarle a los ‘depredadores’ el sector público español.
8.    En el futuro: privatización del sistema de pensiones –ya lo ha sugerido Bruselas-.

En resumen, estas medidas no son sino la expresión de la lucha de clases: el despojo de la clase trabajadora en beneficio de los poderes económicos naciones e internacionales.

El rescate, en absoluto pretende solventar la situación crítica de la economía española. Tenemos el mejor ejemplo en lo sucedido en Grecia: en su segundo rescate se le prestan 130.000 millones de euros que no podrán usar más que para el pago de sus deudas con los bancos extranjeros. En este sentido, recordemos la modificación constitucional emprendida por el ‘querido’ Zapatero y rubricada por Rajoy, por la que España se compromete a priorizar los pagos de la deuda por delante de cualquier otra necesidad del estado español. Es en esto y sólo en esto en lo que consiste el rescate.

¿Hay salidas a esta crisis?

Esta es la pregunta del millón que me hacen casi a diario algunas personas. Si prescindimos de las recetas que se han venido imponiendo sistemáticamente en todo el territorio de la UE y en general, en todo el mundo capitalista, por su más que probada inoperancia y que actualmente, incluso cuestiona el propio FMI, las soluciones habrá que buscarlas en la otra orilla (así al menos les gusta ser situados a los que creen aún en el sistema). Veamos:

En síntesis, sus postulados parten del supuesto de que es necesario incentivar la demanda y para ello proponen en primen lugar fortalecer el mercado interno vía crecimiento de los salarios y pensiones, a la vez que se incentive la demanda externa (las exportaciones) incluso cambiando la estructura productiva para acudir a líneas de producción más competitivas. Según este argumento, parece desconocerse que en España la inversión privada es excesivamente débil y si se intentase financiar acudiendo a más gasto público, lo más probable es que el aumento de la deuda se convirtiese en insoportable para el país. Por otro lado, si se quiere acudir a la financiación exterior, el problema es que los amos de Europa plantean que sólo se puede crecer gracias a la competitividad de las exportaciones, lo cuál habría que conseguir vía reducción de los salarios, lo que contrae la demanda interna y…, por tanto, no ayudarían con un programa de expansión del gasto público.

El problema de las soluciones keynesianas (avaladas por Krugman y Stiglitz, entre otros) es que, aún pudiéndose implementar, no cuestionan el sistema económico preponderante, ocultan las verdaderas causas de esta crisis sistémica e ignoran la posibilidad de construir una economía al servicio de la mayoría de la población: ¡Que todo cambie para que todo siga igual!

El capitalismo, no puede evitar las crisis cíclicas y menos aún una crisis de este calado, las salidas que históricamente viene tomando son las de posponer las crisis hasta la siguiente. La única meta que han de proponerse la inmensa mayoría de los ciudadanos, para salir de la crisis, es la salida de este sistema que coarta y ahoga nuestro desarrollo económico, social y político. Por ello, como en mis últimos artículos propongo, más de lo mismo:

Debemos salir de la eurozona (del euro) y declararnos en default (quiebra) es decir, NO DEBEMOS, NO PAGAMOS.

Suponga que usted fuese un idiota y suponga que usted fuese un miembro del congreso. Vaya, pero si estoy siendo reiterativo.
Mark Twain


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