¿Pagar
la cuenta? ¡Que costumbre tan absurda!
Groucho
Marx
El precio que tenemos que pagar por
el dinero se paga en libertad
Robert
Louis Stevenson
En esta
crisis que todo lo envuelve, resplandece con luz propia la formación -sin duda
premeditada- de una inmensa deuda, por parte de las entidades financieras privadas.
El proceso es siempre el mismo: se aumenta de manera incontrolada la concesión
de créditos a particulares y pequeños negocios que, se sabían que eran
insolventes, para de este modo, aumentar los niveles de endeudamiento. El
capital que se presta, es evidentemente capital ficticio1, porque se
crea de la nada (no se corresponde con un aumento adecuado en la economía real)
pero la deuda si es real y se utilizará como arma para dominar a la clase
trabajadora.
Los
bancos son demasiado grandes para que los estados los dejen caer y de este modo
fuerzan a los gobiernos a ser rescatados. Esta situación deriva en que los
países entreguen su soberanía a cambio de la financiación de una deuda que no
es suya.
A
continuación, los gobiernos nos cuentan que están intentando combatir la deuda,
en realidad, lo que están haciendo es creando más deuda (rescates a entidades financieras quebradas, inyectando
liquidez a bancos y grandes empresas, reducciones fiscales a los grandes
patrimonios, permisividad ante el fraude, no cobrando las deudas de los clubes
de fútbol, etc.). La nueva deuda aún te someterá más, lo de menos es que tú no
seas el culpable ni de la actual ni de las
anteriores deudas, al final la factura irá a la ‘cuenta’ del trabajador.
Ellos crean las deudas, nos someten y nosotros se la pagamos sin rechistar.